Las hermanas Anaya

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Estaba decidida. Si Vilma se iba, ella también.

¿Qué caso tendría quedarse si ella sería la única en casa? Exacto: Ninguno. Jamás se acostumbraría a la vida de una hija única.

Así que, sin prisa ni apuro la hija menor de la familia Anaya se dirigió a su armario, eligió siete de sus camisetas favoritas, dos jeans, un suéter ­─porque podría que hiciera frío y la jovencita siempre se distinguió por seguir al pie de la letra el famosísimo lema de "mujer precavida vale por dos"─ tomó sus zapatillas preferidas y lo echo todo, sin ningún orden especifico en  un enorme bolso que probablemente en algún momento pudo pertenecer a alguna otra jovencita que estuvo a punto de huir de casa. La verdad es que nadie podría saberlo, el bolso había sido otra de las gangas de había traído su madre a casa después de una tarde en el centro de la ciudad.

Quiso dar una última vuelta por su hogar.

No es que no quisiera a sus padres o que se haya tomado la molestia de hacer todo el asunto de la huida para atraer su atención. En realidad, Valeria tenía unos padres super amorosos que siempre estaban al tanto de ella y de sus necesidades. Los extrañaría.

Pero también extrañaría a Vilma.

La mayoría de los jóvenes se van más por estudiar en el extranjero.

Porque les ofrecen mejores oportunidades.

Porque hay maestros mejor capacitados.

Porque las instalaciones parecen de película y las aulas son enormes.

─Será fascinante vivir ahí, Vale, ¡en los Estados Unidos todo es tan lindo!─ Le aseguró Vilma una vez.

Valeria solo deseaba preguntarle cómo es que estaba tan segura de eso si nunca había puesto un pie más allá de Monterrey pero mejor se abstuvo de cualquier tipo de comentario y le sonrió como si se lo creyera.

Con está, ya eran tres las veces que Valeria Anaya había sido abandonada.

La primera vez, fue cuando Victoria, la hija mayor de los Anaya encontró a su soñado príncipe azul: John Ventura.

Que no los engañe su nombre, John es más mexicano que cualquier otro sujeto que Vale conociera a excepción de su papá. De hecho al presentarse, pide de favor que le llamen Juan. Sus padres le pusieron John por motivos que son un misterio para México (y para el resto de la humanidad). Victoria y Juan se casaron y decidieron mudarse al centro del país porque de ahí era la familia de Juan. En fin, una Anaya menos.

La protagonista del segundo acto fue Valentina. La soñadora segunda hija de la familia Anaya se fue a la capital a buscar suerte como actriz. No la hizo. Ahora trabaja como mesera en un restaurante de comida china muy bonito y aunque la paga no sea mala y los clientes dejen buenas propinas aún le pesa no haber cumplido su sueño. A veces Valentina va a visitar a Victoria después del trabajo. Y se mantiene en contacto frecuente con su familia.

Llegamos al tercer puesto: Vilma. La chica que abandona a su hermana, su hogar y su país para estudiar en la universidad de sus sueños.

Valeria ya no sabía ni quién era más egoísta, si Vilma por dejar a su familia para darse lujos que ni Victoria ni Valen se permitieron alguna vez o ella misma por quererla tanto hasta el punto de hacer su maleta para cruzar la frontera y acompañarle.

Su última parada fue la cocina.

Le gustaba ese cuarto de la casa más que ninguno otro. Por alguna razón el olor a salsa y chile quedaba impregnado en el ambiente por más bien que su madre limpiara el espacio.

Aspiró el aroma una, dos, tres veces.

Sin duda lo extrañaría. Había escuchado que la gente en Estados Unidos no acostumbraba a usar mucho picante en los alimentos, esperaba que fuera una vil mentira. Un mito entre tantos que creaba la gente. Lo cierto era que existían muchos mitos sobre el otro lado, pero Valeria no estaba muy segura de sí fiarse de ellos o no. Ella suponía que la gente tendía a exagerar. Como Andrea Bermúdez, una muchacha de su salón que afirmaba haber ido a Estados Unidos más veces de las que sacaban del salón a Jorge Méndez ─siempre sacaban del salón a Jorge Méndez─, afirmaba haber conocido a los Jonas Brothers cuando estaban en su época de oro y haber viajado por toda Europa.

La antología de cuentos de Liz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora