Sostener a dos

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Anoche soñé contigo.

Eras tú, pero no del todo.

Eras gentil, curioso y gracioso.

Me sonreías y te burlabas de mi cabello. Nunca he sabido peinarlo, lo sabes mejor que nadie. Te gusta más que a nadie.

Mencionaste algo sobre un árbol.

Un árbol que crecía por lo menos dos centímetros cada día.

Dijiste que creías en el cielo. En el más allá.

Y que esperabas que algún día el árbol fuera lo suficientemente alto como para tocar el cielo.

Pensé en que el árbol no solo necesitaba la altura sino también la fuerza para sostenerse por sí mismo.

Y me pregunté si yo tendría la suficiente fuerza como para sostenernos a nosotros mismos.

Y desperté.

n/a: No eres responsable del viaje de nadie más. No es tu obligación cargar con los problemas de dos ni debes sentir que lo es. La dependencia en las relaciones no es normal ni justa ni sana. Aprende a ver por ti.

La antología de cuentos de Liz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora