—Dime que me amas.
—No hace falta. Ya sabes lo sabes.
—Pero dímelo.
—No entiendo la necesidad de hacerlo si te digo que te amo sin decirte que te amo. Lo hago cuando te sonrío, cuando te regalo un beso y cuando te abrazo con fuerza. Te lo digo al tratar de ser gracioso y hacerte reír cuando sé que has tenido un mal día. Lo hago al escucharte y al cantar para ti. Te digo que te amo cuando te miro y cuando no lo hago. Cuando te extraño y cuando te tengo por un lado. Como ahora. Estoy gritando que te amo. ¿No me escuchas?
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La antología de cuentos de Liz.
De TodoPequeñas historias, pensamientos, cuentos y textos que pasan por la mente de una niña.
