Capítulo 11: ¡Anhelos!

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Entré a la oficina con un dolor de cabeza increíble. Me senté en la silla en tanto ponía mi bolso en el escritorio,  y levanté la mirada al computador encontrándome una nota.

¡Junta Ya!  

Abrí mis ojos y arrugue la cara,  para luego salir del lugar obligatoriamente.
 Era una mierda,  había llegado tarde al trabajo y trás de todo se les ocurría convocar a junta.

¡Genial!

Pero al menos tenía un amigo que a pesar de la hora en que llegara,  sabría sobre mis deberes. 

— Perdón la tardanza — dije y levanté la mirada,  encontrandome con algo que me dejó absorta por unos instantes. 

[…]

—  Milo — Esas palabras me sacaron de mi trance y un escalofrío corrió por todo mi cuerpo al escuchar su voz dirigida hacía mí— ¿Qué piensas de este nuevo proyecto? —

Me quedé en silencio unos segundos con los ojos en mi carpeta, pero la insistencia de "mi jefe" ante la pregunta antes planteada por Ecarlate me hizo hablar— Que es  largo y exagerado — dije sin quitar la vista de mis apuntes — ¿Quiénes irán, la realeza?

Aioria aclaró su garganta — Señor Lincer a lo que se refiere..—

— Sabe a lo que me refiero — objete sin pensar. 

— Señor Ecarlate,  no parece ser algo inmediato — Aioria me miró con dureza. Pués era mucho dinero lo que estaba en juego y yo podía tirarlo a la basura con mis idioteces —  es a largo plazo y además aúnque fuese para dentro de poco,  los detalles y la "idea" de construcción es bastante difícil y costosa. —

— Entiendo, pero me gustaría saber tú punto de vista, hija — me removi en el asiento incómoda y algo inconforme. 

— ¿Milo?  ¿Te sucede algo? — preguntó Camus,  al ver como mi rostro se tornaba pálido. 

Lo miré mal. ¿Ahora si se preocupaba? Después de tratarme mal por días. — Me preguntó mi punto de vista y se lo daré, como arquitecta — me apoyé en la mesa y bajó la mirada — sería un hotel demasiado ostentoso,  el cual solo sería visitado por personas extremadamente pérdidas en dinero como usted Pandora o Sonia — papá tensó el rostro mientras todos prestaban atención , Aioria se removía en su asiento impaciente ante mi veneno y Camus , por alguna razón que ignoré, estába nervioso — creo que tener tanto lujo en un hotel no es una de sus ideas,  pero planteandolo como si así fuera,  tengamos en cuenta  que podemos  hacerlo porqué no,  pero a la larga representaría problemas por su comprometida estructura y cargado diseño. 

Papá no dejaba de mirarme — Milo tiene razón— Camus habló después de mucho — no podemos hacer lo que nos pide,  no porque no seamos capaces,  sino porque tenemos un riesgo más alto.  Sin embargo,  algo podemos hacer.  — no sabía porqué pero Ecarlate reía satisfactoriamente. 

— Milo t.. — intentó decir el pelirrojo. 

— En fin, la negociación que necesitan hacer  ya no  requiere mi presencia — interrumpí levantándome escandalosamente de la mesa. 

Salí del salón de juntas lo más rápido que me fue posible. No podía estár un segundo más allí. 

[30 minutos después]

Entre El Amor Y El Odio . Donde viven las historias. Descúbrelo ahora