Capítulo 39: ¡¡Los tan deseados por fín reales!!

130 14 9
                                    

— Preguntaste por qué mi insistencia ¿no? — dijo con una sonrisa intrépida.

— ¡Cam, Marín me matará!—dije cuando por fín entendí porqué Camus pasó por mí.

Y es que luego de un viaje escalofriante debido a la velocidad en la que manejaba, bajé del auto casi sosteniendome las babas.

Estábamos en el muelle y frente a mí había un enorme yate.

— ¡Oh por Zeus! —

Entre más me acercaba, más quería ver la cara de Aioria cuando estuviese allí arriba, en un yate completamente iluminado y decorado con mantas que decían

"Mañana me caso, oren por mí"

Sonreí.

— ¡Milo! — gritó alguien moviendo su mano en forma de saludo. Hice lo mismo — Sube, rápido.

Subí las escalerillas, y la emoción que de por si ya sentía, aumentó a un mil por cien mil, no sé.

El hecho de que ese no era mi lugar oficial, no impedía que mi espíritu varonil saliera y se diera cuenta de que todo lo que continuara sería una catástrofe digna de recordar.

Por todas partes, todas las mesillas tenían arreglos, de flores, solo que hechas de condones y listones negros.

Mas eso no era todo; en las puertas principales del bar interior, colgaba una tira con muchos sostenes de lado a lado, como si fuesen guirnaldas.

En verdad sentí pena, pues eso era solo una milésima comparado con todo lo demás.

—Bienvenida al lugar de perdición Milo — murmuró el chico de cabellos verdes que besaba mi mejilla cautelosamente.

—Aún no estoy segura si beberán alcohol o agua bendita —me burle un poco — Esto es de hombres, yo debería estar en la de Marín no en la del novio.

— Milo, eres como su hermana — Cam me tomó por la cintura— Cuando te vea aquí, se morirá, cuidado y no se pone a llorar.

— ¿Tu crees?—Asintió —¿Y dónde está? .

— En un momento llega, ponte comoda mientras hablo con Shura — estuve de acuerdo y caminé por todo el lugar ,pero la entrada adornada con los bra me llamó la atención así que entré allí.

Había una pequeña sala con copas y botellas; vino, tequila, Ron.
Arrugue la cara de tan solo imaginarme ese montón de cosas bajar por la garganta de estos humanos no tan evolucionados.

Continuando con el recorrido, frente al ventanal, una mesa con una caja que decía "Adiós soltería" y a los pies de esta una cantidad increíble de obsequios, con solo la envoltura de aquella caja, podía imaginar lo que contenía.

Me acerqué a ella, pero antes de poder asomarme, Camus entró de repente y me dijo .

— ¡Está aquí, ven! — obedecí enseguida.

¡Pobre borrego sentenciado!.


Aioros lo guiaba por las escalinatas, debido a que el menor de los Dálaras traia sus ojos vendados.

—Milo — susurró Shura llamándome con su mano — Ve ahí, y quítalo tú — Aioros me cedió el lugar simultáneamente que todos, en unas risas de niños con fiesta sorpresa, acomodaban los velos en sus cabezas.

1...
2...
3...

Solté el pañuelo y todos gritaron.

—¡Felíz última noche! —Shura pegó un salto.

Entre El Amor Y El Odio . Donde viven las historias. Descúbrelo ahora