Capítulo 33: ¡Amor again!

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PV Camus

Salí de la ducha con una toalla rodeando mi cadera y otra con la cual quitaba el exceso de agua de mis verdes cabellos.

— ¿Qué tanto hacías? — pegué un brinco al escuchar la repentina voz de mamá.

— Vas a matarme — repliqué tomando la ropa de la cama — ¿Qué haces en mi habitación? —

— Nada, te traje desayuno — explicó aún sentada en el sofá de la esquina —  apresúrate a vestirte —

La miré raro y seguí mi rutina. 
Unos jeans negros, una camiseta blanca lisa y unas zapatillas negras, eran mi conjunto.

Salí del baño y me senté frente a Seraphine.

En toda esa semana mis padres, y en especial mamá, hacía todo lo posible para llenar aquél vacío que provocó, y la verdad era momento de soltar todo lo malo, como Milo y Ecarlate.

— No toques — golpeó mi mano. 

— Entonces porqué me lo traes — gruñi inclinando mi cuerpo hacia adelante.

— No comerás, hasta que me prometas algo — se cruzó de brazos — prometeme que me harás un favor. —

— Madre — Canturee — Ya sé que me dirás, no inventes. —

— ¡Camuuss! — chilló — hoy es domingo ya, ¿cuándo pensás hablar con ella? —

— No lo haré — respondí comiendo al fín mi tostada — que vergüenza ma, hice un espectáculo completo.—

— No seas ridículo , parece que no te hicimos con los huevos suficientes —

— ¡Seraphine! — me sorprendí — ¿dónde quedó la mujer culta y educada?—

— Cállate — me amenazó con su dedo, a la vez que afirmaba sus tacones en el piso hasta llegar al cuarto de armario — ponte esto y arréglate un poco, en veinte minutos te quiero listo —

— Mamá — Brame —. Mañana viajo, y a lo que entendí ella no aceptará viajar conmigo —

— ¿Y ya le diste una rosa? — frunci el ceño. Pues tenía una rosa que no idea de dónde salió — ya me aburrí del mismo cuento, quiero acción fresca — sonrió maliciosa — No se irá contigo está bien, tienes el suficiente dinero para venir y regresar todos los días, pero para eso tiene que ser tu novia oficial ¿no?. —

— Mejor ni pregunto nada sobre tus ideas — sabía que todo lo había planeado, ya decía yo que me trajera el desayuno a la recámara.  Además que a esta mujer nadie le ganaba, ni papá — está bien, iré a buscarla, de nuevo — indiqué poniéndome en blazer negro a dos botones que mamá me alcanzó — pero que conste que no es porque me lo pides —  asintió sonriente.

Y en verdad no era por ella, era porque necesitaba terminar con esta mierda ya.

Milo me dió tiempo para calmarme por lo de mi hermano,y le entendí, lo pasé un poco en un par de días. Luego de ello, le pedí tomar un café en donde hablamos y nos dimos cuenta de que las cosas iban por buen camino, pero yo me iría a Francia, y ella dejó claro que no podía dejarlo todo tan de repente.

¡Pero que va! Quería besarla, abrazarla pero sobre todo, deseaba poder pedirle que fuese mi novia de una vez por todas.

No me importa si es aquí o en conchinchina, pero debía ser mía para siempre.

Me hice tragado el desayuno, lavé mis dientes, apliqué perfume, tomé las llaves del auto y me encaminé a casa de Milo.

Entre tránsito y semáforos, continuaba dándome cuenta de cuánto la amaba, de cuánto me había enamorado una loca de mierda, con esa sonrisa, que les ofrecía a todos con amabilidad, pero era solo mía, aún cuándo no estuviéramos juntos, cada quien sabe y reconoce lo que es suyo.

Entre El Amor Y El Odio . Donde viven las historias. Descúbrelo ahora