Capítulo 20 : No tú tambien

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[PV Aioria]

Milo le dijo a camus que se fuera. Podía notar el dolor de ella, pero también noté la voz envenenada del hombre .

Entramos a la casa, caminando hasta llegar a la cocina en donde tomé una birra de la nevera.

Milo caminaba por todo el salón - ¿Por qué hace esto? - gritó tirando unos libros de la mesa.

- Deja de hacer eso - me acerqué a ella y tomé su muñeca - no es obvio el porqué lo hace - Milo me miró confusa, antes de tirar de su brazo - ¿no es obvio acaso?. Milo siquiera quieres escucharlo.

- ¿Ahora estás de su lado? - se aleja un poco atónita - hace unos días me dijiste que pensara bien las cosas, que meditara si quería estár con él.

- Sé bien lo que te dije, pero es más que obvio que no podrás olvidarlo, estás lo suficientemente enamorada de él. - su mirada se posó en mí - Y no estoy de lado de nadie, es solo que no sé porqué tanto alboroto, lo de tu hermana fue hace mucho, y lo que importa es que jamás se casaron y ahora a pesar de todas sus mentiras el vino a buscarte para hablar y arreglar todo . Repito, sé lo que dije, pero también dije que había errores que te hacían ver si valía la pena sufrir por ellos - Milo me mira fijamente y luego se echa el cabello hacía atrás con ambas manos.

- ¿Tú lo sabías?- tragué ocasionando que mi manzana se moviera exageradamente - Lo sabías y no me lo dijiste - me volteé dándole la espalda, ¿Qué podía decirle?.

- ¿Qué querías que te dijera? - pregunté mientras apoyaba mis manos en la isla de la cocina.

- Eres un..... - respiró profundo - ¿Qué me dirías?, ¿en serio? - estaba completamente molesta -

- Olvídalo, hablaremos cuándo estés más calmada.

- Entonces nunca porque calma no hay - dijo cerca de mi - no sé ni como te haces llamar amigo, ¿cómo osas llamarte mi hermano y haces esto? - por mi cuerpo pasó un frío rotundo al escucharla - Tú no sabes lo que es ser fiel a alguien, claro, siquiera lo hacías con Lifya, como pensar que lo harás conmigo -

- Cuida lo que dices - declaré mirándola de lado.

- Al menos yo digo las cosas de frente - me gritó, como solía hacer cada vez que se enojaba - no quiero verte más aquí.

Guardé silencio unos segundos. Podía ser mi mejor y única amiga , pero eso no quería decir que no me molestaran sus conductas.

- ¡Dije que te fueras! .

- Eres una idiota - pronuncié con el tono más frío que tenía. La verdad estaba harto de aguantar sus estupideces.

- ¿Qué cosa? -

- Que eres una ldiota - repetí en un grito girando hacía ella, quien apretó su mandíbula - hechas de tu casa a la única persona que siempre ha estado contigo. La única.

- Si, si, si ,si - rió irónica - ya viste donde estabas hace unos días, guardando secretos. Tú amiga soy yo, no él - señaló la puerta.

- ¿No sé ni qué mierda me reclamas? - extendí mis brazos en el aire - Dices que no puedo llamarme amigo, pero desde que te conozco soy yo él que ha estado contigo, antes que tú primer novio, antes que Camus, antes que todos, he estado yo - me acerqué a ella, quien solo tensaba en rostro ante todo lo que le decía - ¿tú me dijiste algo? ¿Me dijiste que estarías en algo serio con Bonnet? ¿Me contaste que sin darte cuenta te enamoraste? ... NO... Y cuándo me dí cuenta ya dormían juntos y te dije que era pronto para hablar de amor y que te fueras con cuidado. ¡Maldita sea! Fue lo primero que te dije cuándo llegaste a la constructora, ¡ALÉJATE DE ÉL SI NO QUIERES PROBLEMAS!! - Mordí mi labio estresado - pero no, como siempre haces todo lo contrario "Solo salimos porque nos llevamos bien" - imité su egocéntrica voz - no me llames mal amigo cuándo te hablé y no me escuchaste.

- No m.... -

La señalé con mi dedo índice y frunci el ceño - No me reclames nada, porque ,tú - golpeé su frente con el dedo índice - no estás en posicion - dió un golpe en mi mano - ¿Por qué solo no dejas tu maldito orgullo?. Ahora es claro que si ha venido acá es porque te quiere -

- Esto no es orgullo - aclaró con ojos llorosos.


- Puedes engañar a los demás, pero no a mí. No a quién conoce tus demonios como si fueran propios -

- Tú no sabes nada - caminó por todos lados .

- Milo - me ví obligado a suavizar mi voz, intentado que me escuchara - deja de pensar sólo en tí ¿sabes cómo se siente él por esto que haces?. Escúchalo al menos. -

- TÚ NO SABES NADA - repitió empujandome - yo no soy como tú. No puedes saber como me siento al ver a la estúpida de Sonia salirse de nuevo con la suya - me empujó de nuevo - no lo sabes Aioria.

La miré alejarse de mí.

Tomé mi chamarra de la mesa - ¿Sabes que? Tú dices que no te conozco y está bien , hace unas horas acudí a tí, porque te creí mi amiga - reí - pero eso es basura ¿no? - ella me miró con enojo y tristeza. Yo suspiré abriendo los brazos, con la chamarra aún en mi mano - me vale una mierda si a partir de hoy dejo de ser alguien para ti - abrió sus ojos como platos - me vale una mierda si ya no eres "MI HERMANA" - caminé en reversa y pude ver como las lágrimas de Milo caían por sus mejillas - no me metas en tus puterias entonces, estoy harto de ver en lo que te convertiste, dañas a los demás refugiándote tras esas malditas lágrimas. ¿Dónde está la Milo de antes? La que no pensaba solo en ella - ella lloraba mientras sus labios temblaban -
Eres alguién muy egoísta - me voltee y caminé hacía la puerta. A paso rápido llegué al auto y tomé la manilla de la portezuela ...

- Espera, no te vayas - me gritó desde la puerta.

Suspiré y la volví a mirar - No me dejes tú también - corrió hacía mí, abrazando mi cuerpo - No quiero ser débil otra vez, no quiero. -


Tardé unos minutos en responder la acción. Mas al final lo hice.

- Parece ser que aún no te has dado cuenta - la abracé también, si, estaba muy molesto, lo que dije era cierto completamente, pero años de recuerdos y apoyos imparables no la olvidaría en una noche - ya eres débil nena - Ella negó con la cabeza - tú sabes que yo mejor que nadie, sé cuando hay que retroceder y dejar que todo pase - se apretó más a mi cuerpo - pero esto no es así, quizás lo ignores pero no tienes idea de lo que estas perdiendo - tomé su rostro entre mis manos e hice que me mirara, en tanto ella aún tenía sus brazos en mi torso - La cagó es cierto, y acepto que quizá hablé de más, pero al igual que tú he estado pensando. Y logro darme cuenta de que eres importante para él. Nena, déjame decirte que lo harás, lo perderás y cuando eso suceda, estara tan lejos que no lo podrás alcanzar.

Milo guardó silencio, todo era tan confuso, verla allí derrumbada ante mí, haberle dicho esas cosas, me traía tantos recuerdos.

Pero la ví así , lastimada , hablé con ella , peleé con ella, tenía los mismos ojos, los mismos labios, el mismo rostro. La vi con una expresión extraña, sus ojos destilaban tristeza e inseguridad. Pero esos ojos, anhelantes de atención, ya no causaban el mismo efecto en mi corazón. Ahora sí podía decir que ella era mi amiga y no mi amor.

Entre El Amor Y El Odio . Donde viven las historias. Descúbrelo ahora