Capítulo 10

517K 28.3K 20K
                                    

Subí las escaleras de la casa con paso lento y decaído. Las palabras de mi padre flotaban en mi cabeza, incapaz de hundirlas o hacerlas desaparecer. Apreté los ojos con fuerza cuando escuché su voz con claridad de nuevo en mi mente. “El padre de Jaden se suicidó con él tenía ocho años, Erin. Y Jaden estaba con él cuando sucedió”.

Terminé de subir las escaleras de una sola carrera, corriendo hacia mi habitación. Me quedé con la mano en el mango de la puerta, decidiéndome si girar o no el pomo. Mis ojos se fijaron en la puerta de la habitación de Jaden. No se oía ruido al otro lado, no sabía lo que estaría haciendo. Y continuaba con esa indecisión sobre qué hacer o dejar de hacer, cuando la puerta del cuarto de él se abrió.

Los ojos azules de Jaden me miraron cautos cuando toparon con los míos observándole. Frenó en seco el camino que estaba dispuesto a hacer y su cuerpo quedó posicionado frente al mío. Nos quedamos en silencio durante un largo rato, sin decir nada, y eso me impacientaba y ponía nerviosa al mismo tiempo, más de lo que estaba. Así que viendo que él no iba a hacer nada, me decidí a ser yo quien le rompiese.

—Esto… ¿Jaden? —Le llamé, cosa estúpida porque él ya estaba mirándome—. Solo quería decirte que siento haberte dicho lo que te dije antes y… En definitiva, haberte gritado.

Alzó una ceja, mirándome confuso, casi valorando lo que había dicho. Y segundos después le tenía avanzando rápidamente hacia mí. Abrí los ojos con confusión cuando posó sus manos sobre mis hombros, obligándome a retroceder hasta chocar contra la puerta cerrada. La abrió apresuradamente y continuó empujándome hasta que estuvimos dentro del cuarto. De una patada la cerró y me miró con esos ojos azules profundos, la suspicacia brillando en ellos.

—Te lo han contado, ¿verdad? Alguien te lo ha dicho —Aseguró, su voz tan seria y directa que me dio escalofríos.

—¿Cómo? —Pregunté sin comprender, inquieta por su cercanía.

—Lo de mi padre, te lo han contado, ¿no es así? —No contesté ni moví la cabeza, pero la mirada que le di fue suficiente para que supiese la verdad—. Joder… ¡Mierda!

Soltó mis hombros después de blasfemar, y me dio la espalda mientras agachaba la cabeza, escondiendo las manos dentro de su pelo negro con frustración. Le observé un poco cohibida, esperando a que dijera o hiciese algo. Como no era así, estiré débilmente mi brazo hacia él, tocándole en la espanta con la punta de mi dedo índice. Logré llamar su atención, porque de nuevo se giró hacia mí, dándome la cara. Su voz sonó furiosa cuando habló.

—No quiero que me pidas perdón ahora, Erin, y menos por algo que no sientes.

—Yo no… —Traté de negar, pero él me cortó elevando una mano.

—Sólo quieres disculparte porque te has enterado que mi padre se suicidó. Sólo te disculpas porque te doy pena, Erin.

La forma en que lo dijo fue tan seca y directa que me hizo estremecerme. Nunca había visto a Jaden así, pero en cierto modo tenía razón. Entonces volvió a agarrarme de nuevo de los hombros, su mirada feroz clavada en la mía mientras me hacía retroceder hasta que mis piernas chocaron contra el escritorio. Las siguientes palabras salieron ardientes de sus labios.

—Y pena, cariño, es lo último que quiero darte.

Y lo siguiente que supe fue que Jaden Foster me estaba besando como si no hubiera mañana. Sus labios apretaban contra los míos con furia, abriéndose paso a través de mi boca. La pasión que sentí en el beso que habíamos compartido en el sótano volvió a mí de golpe, noqueándome con fuerza abrumadora. Todo mi cuerpo se vio correspondiendo a Jaden. Abrí mi boca profundizando el beso, calambres de electricidad fogosa bombardeándome mientras mis manos se hundían en su pelo negro y suave.

No te enamores de tu hermanastro  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora