Capítulo 14

527K 27.3K 22.4K
                                    

Mi menté quedó en shock por unos segundos. Vi desvanecerse en el aire todas mis esperanzas de poder ocultárselo a Jaden. No era tonto, no al menos lo suficiente como para decirle que aquello era un palito de juguete. Y estaba esperando mi respuesta, ansioso, y no podía evitarlo por siempre. Pero tampoco era capaz de contestar deliberadamente. Así que finalmente opté por responder exactamente a su pregunta.

—Eso... es un test de embarazo.

—Sé perfectamente lo que es, Erin, no soy imbécil —gruñó, levantándose y caminando hacia mí mientras agitaba el predictor en su mano—. Lo que quiero saber es por qué tenías uno bajo tu almohada.

—Lo guardé allí.

Jaden suspiró, tratando con dificultad de mantener la calma.

—Está bien, lo haremos a tu manera. ¿Por qué lo guardaste allí?

—Porque Gab lo sacó de mi cajón.

—Y Gabrielle lo sacó de tu cajón, porque...

—Ella quería que hiciera el test —completé, empezando a sentirme tonta. Pero la idea de confesarlo directamente se me antojaba peor.

—Y ella quería que hicieses el test porque...

Y ahí había llegado a la pregunta sin respuesta. Al menos no una que yo quisiese dar. Abrí la boca para contestar, pero nada salió de ella. La cerré y volví a abrirla de nuevo. Nada. Era incapaz de decir las palabras que sabía él estaba esperando.

—¿Erin?

La duda en su entonación me hizo comprender que aun esperaba que le negara lo que estaba pensando, que aquello no fuera cierto. Pero si lo era, y aun estaba haciéndome a la idea. Tragué saliva antes de hablar con tono débil y monocorde.

—Porque cree... creemos, que puedo estar em... embarazada.

Apreté los labios mirando con los ojos empequeñecidos a Jaden, esperando por su respuesta. Durante un par de segundos se quedó quieto, masticando la información que acababa de recibir. Y luego estalló.

—¡Mierda! ¡Joder! ¡Joder! ¡Mierda!

Y mientras decía aquello se giró, apretando los puños y dando patadas al suelo. De hecho me pareció que se estaba conteniendo, a juzgar por cómo miraba la pared de mi habitación tan sumamente golpeable. Y luego se volvió de nuevo a mí, sus ojos azules mirándome con profundidad.

—¿Desde hace cuánto que sabes esto?

Tragué saliva, empezaban los interrogatorios.

—¿Una semana?

Jaden alzó las cejas, pero si sintió algo más no lo supe, porque su cara no varió antes de seguir.

—¿Por eso queríais ir al centro comercial, verdad? Mierda, y Cody lo sabía, ¿no? Él me dijo que... Joder, Erin, ¿cuándo coño pensabas decírmelo?

El aliento se quedó trabado en mi garganta cuando me lanzó aquella pregunta, mirándome de una forma tan desalentadora que no pude sino sentirme culpable.

—Supongo que... cuando hubiese hecho la prueba.

—¿Antes de ello no? ¿Y si hubiese salido negativa?

—Pues...

—Déjame adivinarlo, jamás lo hubiese sabido —me cortó, respirando aire fuertemente—. Erin, esto... Esto me lo tendrías que haber dicho desde el momento en que te enteraste.

Apreté los labios. Ahora era él quien estaba siendo la víctima, cambiando nuestros papeles drásticamente. Pero de alguna manera, la forma en la que trataba conmigo, su expresión corporal... No se asemejaba a la de un mártir. Y cuando sus manos agarraron mis brazos, con el predictor aun en una de ellas, solo pudo transmitirme fuerza.

No te enamores de tu hermanastro  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora