Capítulo 13

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Sentí mi respiración contenida mientras espera la respuesta de Cody, apreciando la indecisión en su mirada. Sabía que estaba librando una dura lucha en su mente, o al menos lo imaginaba. Quiero decir… Jaden era su mejor amigo y, como deber, tenía que decírselo. Pero también era cosa mía y yo no quería que lo supiese.

—Por favor, Cody… —insistí, tratando de meter presión.

Suspiró negando con la cabeza. Bien, había ganado.

—Yo no se lo voy a contar. Se lo vas a decir tú. De hecho, está viniendo ahora mismo hacia aquí.

No había ganado.

—Pero… —Mi mandíbula calló floja y desencajada mientras asimilaba las palabras. Contárselo. Yo. Ahora. No me había preparado mentalmente para ello.

—En cierto modo él tiene un buen punto —habló mi supuesta amiga, defendiendo al chico—. Tarde o temprano Jaden tiene que enterarse, y si nadie te presiona estoy segura que no dirás nada.

—Pero…

—Erin, se lo vas a decir —la voz profunda y seria de Cody heló mi sangre. La preocupación en sus ojos era palpable, como si fuese un problema de él en vez de su amigo.

—Yo no… —traté de hablar a la desesperada, pero Gabrielle me interrumpió.

—¿Para qué quieres retrasarlo más?

La lancé una mirada chorreante de las palabras “mala amiga”, que ella misma interpretó frunciendo los labios y apartando sus ojos de mí. Y entonces le vi. A Jaden. Caminando hacia nosotros con el rostro serio y enfadado. Por un momento temí la idea de que Cody ya se lo hubiese contado, pero luego recordé nuestra discusión en el aparcamiento. Era imposible que siguiese enfadado por ello. Tenía que poner fin a aquella discusión ya, antes de que él llegase hasta nosotros.

—Mirad, hagamos una cosa. Si cuando me haga esta prueba resulta que da positivo, entonces sí que se lo contaré, os lo aseguro. Pero hasta que no haya nada asegurado, por favor, permitidme mantener esto en secreto.

Gabrielle y Cody me miraron sin contestar. Y Jaden cada vez estaba más cerca. Fue mi amiga la primera en verlo y comprender por qué estaba pidiendo aquello. Suspiró antes de aceptar. Desafortunadamente, Cody aun no había dicho nada cuando Jaden llegó…

—¿Estamos todos aquí reunidos? —Preguntó, evitando descaradamente mirarme—. Vaya, me siento ofendido de que hayáis decidido empezar la fiesta sin mí.

—Aquí no hay ninguna fiesta, Jad —susurró Cody con voz rasposa.

Gab y yo nos giramos hacia él con los ojos muy abiertos, esperando a que llegase el momento en el que me delatase.

—Ya, bueno, sé que nunca has sido el rey de captar los sarcasmos, Cod, pero este era uno.

Wow… ¿Se me hacía a mí, o aquello no tenía nada que ver conmigo y mi no-tan-secreto test de embarazo escondido en la bolsa? La tensión entre ellos dos podía ser cortada por un cuchillo tranquilamente. Y esa actitud tan siniestra de los nombres acortados…

—La joda no va conmigo, Jaden, así que no trates de hacérmelo pagar.

Y cuando Cody le soltó aquello tan de sorpresa, sin ningún reparo en herirle o molestarle, creí que iban a iniciar una pelea de las gordas. Y no estaba la situación precisamente para ponerse en plan guerreros en medio del centro comercial. Sin embargo, después de lo que parecieron muy largos minutos de silencio, Jaden dijo las dos palabras que nunca pensé le oiría decir. No de nuevo, al menos.

—Lo siento.

No fue una disculpa realista, sobre todo por el hecho de que Foster siquiera miraba a su amigo a los ojos, pero a Cody pareció bastarle porque asintió con la cabeza y luego ayudó a Gab a levantarse.

No te enamores de tu hermanastro  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora