Capitulo 22

371K 20.7K 13.1K
                                    

Decir que el sexo con Jaden era bueno sería una vasta mentira. Era increíble. Y así es como él me hizo sentir aquella mañana después de volver de casa de mi madre. Increíble, hermosa, importante. Cada caricia, cada beso y cada suspiro enlazado conmigo eran valiosos. Y le quería. Cuando nuestros corazones latían juntos al mismo ritmo desenfrenado, era exorbitantemente fácil ver y aceptar cuánto le quería.

El problema vino después, cuando nuestros padres llegaron a la casa antes de lo esperamos. Afortunadamente los escuchamos a tiempo. Nos vestimos tan rápido como pudimos, pero nos dio tiempo a salir del cuarto antes de que mi padre abriese la puerta con demasiada violencia. Su rostro crispado se fue suavizando lentamente cuando nos encontró sentados en el suelo con una baraja de cartas en la mano. Lo primer que encontramos para disimular. Él tenía sospechas sobre nosotros.

Esa tarde fue, sin lugar a dudas, la tarde más tensa de todos los días que llevábamos viviendo en la casa. Mi padre tuvo un ojo en nosotros en todo momento, y se portó de forma bastante borde con Jaden. Kyna nos aseguró que no le había dicho nada, que eso lo teníamos que hacer nosotros, pero no consiguió tranquilizarme. Especialmente cuando le escuché abrir la puerta de mi cuarto a mitad de la noche para cerciorarse de que estaba allí. Sola.

A la mañana siguiente había quedado con Gabrielle para ir de compras. Con un poco de suerte conseguiría ponerme al día con su historia con Cody, la cual me tenía bastante intrigada. Casi no me había desvelado nada, por lo que yo no sabía si estaban saliendo juntos, si se odiaban, o si acaso todo era un "rollo pasajero".

Estaba preparándome después de comer cuando Jaden tocó la puerta de mi cuarto pidiendo permiso para entrar. Le di permiso para que entrara mientras terminaba de abotonarme las sandalias. Quería aprovechar los últimos días de calor del verano antes de tuviese que sacar mis botas y guardar mis pantalones cortos. Lo único que lamentaba era no haber podido ir a la playa ningún día. Gracias trabajo, gracias mudanza, gracias enfermedad, gracias madre.

Jaden se quedó mirándome desde el marco de la puerta, indeciso a entrar. Aquello me pareció raro, pero también era cierto que nuestros padres estaban en la casa. Mi padre. Y aunque no le habíamos dicho nada aun, podía hacerme una idea de lo que haría si subiese las escaleras y nos viese a los dos en mi cuarto. Una mala idea. Agarré mi bolso del escritorio y salí del cuarto pasando a su lado hacia el pasillo. Él se aparto para dejarme salir.

—Ayer se te quedó esto en mi cuarto.

Observé mi teléfono móvil en su mano extendida. Lo recogí sorprendida, ni siquiera me había acordado de él desde ayer. Aun le quedaban una ralla de batería, así que le guardé en el bolsillo por si, con suerte, aguantaba toda la tarde.

—Gracias, no me acordaba de él. Debo ser una anti social.

Jaden no se rió de mi broma. Confusa, busqué sus ojos con los míos. Su mirada estaba estoicamente clavada en el suelo. Mi estomago se removió.

—¿Estás bien?

Los hombros de Jaden se tensaron por mi pregunta, casi imperceptiblemente, pero la camiseta ajustada que llevaba dejó ver pequeñas arrugas. Seguidamente sacudió la cabeza y miró hacia mí. Sus ojos azules estaban inexpresivos.

—Sí, solo es día duro. Ya sabes, charla con Cody.

Asentí, no queriendo indagar más en ello. Mi padre no podía estar imponiéndole tanto como para comportarse así conmigo. Hablaría con el más tarde, esta noche.

—Espero que tengas más suerte de la que yo seguramente vaya a tener con Gab —Sonreí con ironía.

Elevó las comisuras de los labios hacia arriba, tan forzado y tan débil que mi corazón pitó con un pinchazo de dolor. Con una última esperanza de sosegarle alcé mi mano hacia su rostro, acariciando su mejilla. Sus ojos volvieron a los míos, y lo que vi en ellos no me gustó. Había amor. Pero también había dolor. ¿Qué estaba pasando?

No te enamores de tu hermanastro  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora