A Ciegas

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¿Cuántos entrenos más pasaron aprendiendo a defenderse de las otras armas? Cinco más y con cada entreno eran más diestros que el anterior y aun así, ese día Enio llegó al lado de Ares antes del entreno y rascando su mentón soltó su conclusión

-¿Por qué crees que son arqueros?- indagó y a su lado Ares no quiso oírla, puede que algo hubiera notado, pero... eran cinco entrenos sin matarse, mostrando un progreso y más de los pensados sin riña colosal, como para querer oírla sabiendo el caos que era capaz de desatar solo hablando- ¿me escuchaste? Es que... solo me surge una duda, ¿crees que ellos mismos escogieron ser arqueros para no bajar a combate?- dudó mientras les veía a lo lejos

-Tendrían que ser muy listos y te recuerdo que tenían 4 días cuando dispararon un arco por primera vez, no creo que fueran siquiera conscientes de lo conveniente que era el arco y la flecha para evitar luchar, es como decir que Hefesto sabía de su fuerza al abrir los ojos- replicó y a su lado Enio calló mientras Ares mismo repetía sus palabras- tal vez... habría que preguntarle más bien a Hefesto para saber porque se los dio- añadió logrando que Enio lo determinara

-¿Por qué Hefesto?- dudó cruzándose de brazos y Ares se calló cuando les vio llegar mientras Enio negaba respuesta restándole importancia cuando quisieron saber que con Hefesto

¿Tenía razón? Tal vez. Ellos no habían pedido arco y flechas, pidieron armas para defenderse de la serpiente de su madre y fue el herrero quien escogió hacerles arqueros, ¿Por qué consideró que esas serían sus armas? Era la verdadera pregunta y alcanzó a insinuarla cuando se quedó solo con Hefesto y por respuesta solo obtuvo "porque eso tenía que hacer" admitió confundiendo más a Ares, pero no le dejó tiempo de exigir explicación. Había terminado de vendarse los ojos y ahora iba a tientas hacia el centro de la arena

Era momento de poner en práctica lo aprendido el día anterior, sobre oír el silbido de las flechas rompiendo el viento, porque casi nunca se tenía tiempo de esquivar la flecha cuando ya se veía, sino que debía oírse primero o le tomaría por sorpresa el ataque y dicho por Atenea, el sentido más confuso era la visión. Distraía todos los demás, así que no debían ver su entorno para poder concentrarse en lo que su oído oyera o involuntariamente se confiarían de no ver ninguna flecha ignorando el sonido de la saeta disparada... así que eso sería la lección del día. Con los ojos vendados debían intentar esquivar o rechazar con el escudo de las flechas de Apolo y Artemisa

En su sitio y atando bien la venda, Ares todavía le divertía recordar el modo en que Atenea demostró tener razón al ocaso del último entreno. A piedras. Fue un método efectivo de dar un mensaje contundente al notar la mirada escéptica y casi confundida de los demás y antes que refutaran, Atenea se agachó y recogió varías rocas mientras daba su explicación las lanzó al aire sin dejar de hablar, haciéndose acreedora de tener razón cuando a excepción de los cazadores que lograron esquivarlas, los demás se olvidaron de las rocas hasta que les cayeron encima para sonrisa orgullosa de tener razón de la sabiduría, diversión de los astros y dolor del herrero y los soldados

-Un cazador experimentado por algo es tan sigiloso o un arquero, experto en camuflaje para disparar, ellos ya distinguen ese sonido hasta involuntariamente, nosotros no, nosotros hasta no ver la saeta no nos percatamos de ella, por eso no debemos ver, sino oír- concluyó antes de finalizar el entreno anterior

Y ahí estaban, cegados para incomodidad de Enio y sin distinción, la incertidumbre iba a acabar con ellos, ¿Qué pasaba que no disparaban? Era demasiado agobiante sentirse vulnerables ante el silencio absoluto... ¿seguían en la arena? Suponían que sí, no les habían visto irse, pero es que no se oían, tal vez estaban inmóviles en su sitio, deducían, pero justo cuando a tientas intentaban girarse hacia dónde creían que se habían quedado los astros, oían ruidos sutiles en otros puntos

La Legión del Olimpo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora