Ciudad de Dioses

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¿Qué se podía hacer después de descubrir que no podían cambiar designios? Hacerse a la idea, aceptarla y sobrellevarla lo mejor posible, pero no podían, ni Enio o Apolo lograron así que terminaron por decírselo a aquellas personas en las que más confiaran. Terminaron rompiendo la promesa de no delatarse, Enio se lo dijo a Ilitia cuando le dio una histeria e intentó incluso matar uno de sus lobos por estarle aullando a la luna cuando Ilitia la retuvo y exigió saber que ocurría para hacer aquello, se lo dijo todo porque era Ilitia, a Ilitia podía contarle todo en su vida, ella le había criado cuando Hera le rechazó y si seguía en el templo, era precisamente porque Ilitia jamás permitiría que le hicieran daño así que empezó a explicarse. Y mientras ella le contaba a su hermana, entre las montañas a toda prisa un lobo blanco llegó al templo de Artemisa y la sacó de ahí rumbo a Delfos, dónde la puso al tanto de lo descubierto y también dejandole dicho su teoria sobre que el verdadero designio de Artemisa era proteger; lo hacía con la naturaleza, los animales, las embarazadas, sus ninfas, doncellas e incluso hasta a sus cazadores. A todos los cuidaba, se explicó y Artemisa le acreditó tener razón y el amanecer les encontró jugando a adivinar los verdaderos designios de cada dios, pero tal como si Zeus viviera para arruinar los momentos de calma, con los primeros rayos de luz, mandó a llamar a Apolo.

Fue instinto aferrarse a la mano de Artemisa y no querer ir, pero el segundo trueno le invocaba con calma, así que se limitó a exhalar, sonreírle y emprender camino hacia el templo de su padre , mientras ella llegaba al suyo, para darse cuenta que su arco había desaparecido. Apolo entró al de Zeus con la misma desconfianza que le causaba oírse llamado por él, llegó y el dios rey le esperaba en el salón de audiencias, le indicó que se sentara a su diestra, en el trono que le pertenecía a Ares. Obedeciendo se sentó y esperó prevenido de su padre, que socarronamente le sonrió apoyándose en su hombro

-Es bueno que llamaras- se dignó a admitir Apolo antes que Zeus pudiera decirle cualquier cosa

-Me alegra que te anime- reconoció pese a escapársele el tono dudoso de ese comportamiento, seguía esperando la furia de sus hijos por cancelar sus entrenos- pareces cómodo de venir, lamento irrumpir tu momento con tu hermana, pero no tardará mucho- prometió

-Eso espero... ¿fuiste tú quien me dijo que era el arte?- atacó sin rodeos y la mirada de Zeus se ensombreció extrañado del tema, afirmó- ¿Por qué?- exigió saber sintiendo que Zeus suavizaba el agarre al hombro y exhalaba

-Porque no existe forma clara de explicarle a un niño, lo abstracto que es su designio- reconoció apoyándose en el espaldar de su trono

-¿Y no decírmelo después?- insistió por respuesta comenzando a creer la intriga de Helios de haber motivo para haberle negado esa verdad

-Te lo dejé saber con cada función... ¿Por qué surge el tema ahora?- recalcó girando a verle

-Porque me falta información de mí mismo, información que tú sabes y al parecer no pretendías decirme nunca- atacó y en su sitio Zeus vio su cielo nublarse, volvió la vista a Apolo culpándole de ello- ¿pensabas decirme alguna vez?- exigió respuesta queriendo guardarle algo de confianza

-Cuando fuéramos capaces de encontrarle explicación- reconoció meditabundo con las manos sobre el diafragma- por ahora, intento medir su alcance y saber de qué tanto eres capaz- reconoció y quiso creerle- no sabes de lo que eres capaz, el destino es confuso y entenderle no es fácil, pero encontraré las respuestas- reconoció girando a verle y pese a la sonrisa aparentemente orgullosa, Apolo se sintió amenazado- tal gama de capacidades vuelve placentero llamarte hijo- añadió y el arte supo leer la amenaza que dio. La advertencia de no eclipsarle o traicionarle jamás por su propio bien- pero no te llamé para eso- retomó

Le indicó a Hermes que sirviera las dos copas y después ordenó que abandonara el salón, esa, era una audiencia privada recalcó y en su sitio, como si aquello significara algo más, el mensajero afirmó y salió de ahí, Apolo quiso ir tras él cuando los ojos celestes de su padre se clavaron en él, con expresión tranquila, casi orgullosa y fija en él

La Legión del Olimpo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora