Diez

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Bien, es hoy.

El tiempo no se detiene por más que ruegue a mi favor e inminentemente llega el momento donde Hye sale por la puerta de nuestra casa sin siquiera despedirse, típico. Ya ni me molesto.

Tiempo atrás me hubiese sentido una basura, insignificante, alguien sin valor.

Sentiria esas cosas y más, mientras me preguntaba si algo estaba mal conmigo, como si no hiciera bien mi papel de marido correctamente, ya saben, si quizá mis besos no eran lo suficientemente apasionados como debían ser o mis brazos no le entregaban la calidad que ella necesitaba como para correr hacia mi después de un día agotador.

Montones de sentimientos oscuros empañarian mi corazón y ojos durante todo el día, pero ya no.

Encontré a alguien quien se encarga de darme su sol todos los días.

Al observar por el ventanal de nuestra habitación como se aleja en el auto, me dirigo hacia la habitación de Jungkook. Los días en los que ella viene, no podemos dormir juntos por lo que me siento vacío durante toda la noche, casi sin vida. Me acostumbré demasiado a sentir su cuerpo aferrandose a mí cada mañana.

Abro la puerta lo más sigiloso que puedo y me colo en ella, me siento casi que ninja. Su silueta se ve contorneada por los tenues rayos de sol que entran por la ventana.

Su rostro luce en paz, puro, tan angelical que duele recordarme lo que le obligaré a hacer.

Mi corazón se estruja con sólo recordarlo y me dejo caer en el suelo, a su lado, comienzo a acariciar sus mejillas suavemente.

No existe ser más perfecto que el que tengo en frente justo ahora.

Me encuentro perdido en mis pensamientos que no noto cuando abre sus ojos lentamente y me observa desde abajo.

-No llores Mochi... estaré bien- ahora es él quien me acaricia, llevándose un par de lagrimas descendientes por mis  mejillas.

-Jungkook yo...- suspiro pesadamente - Sabes que no tienes que hacerlo, encontraremos el modo.

-No Jimin, yo lo haré, no permitiré que por mi culpa tu pierdas tu libertad y mucho menos a tu pequeño.

-Sinjun... lo extraño mucho, ¿sabes?.

-Lo sé, pero fue mejor llevarlo donde la madre de Hye hasta que ustedes... bueno, ya sabes, no es bueno tenerlo aquí entre tanta pelea.

-Si... supongo. Aún así, no permitiré que él se propase contigo, será algo rápido.

-De eso quería hablarte, me gustaría que estés... presente.- Musita lo último en un susurro mientras mira nuestras manos enlazadas.

Oh mi amor, si supieras que eso me rompería en miles de pedazos...

-Claro, lo haré- Dije mientras el volvía a mirarme- Así podré asegurarme que no te obligue a ninguna otra cosa, o intente lastimarte.

-Te amo, Jimin.

-Y yo a ti, Kookie...

Se acercó y acarició nuestras narices en un beso esquimal.

-Deberia comenzar a...

-Si, el imbécil ya debe estar en camino.

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Al cabo de una hora, YoonGi se presenta en la casa. Lleva vestido todo de negro lo que hace que tenga un aspecto más sombrío a la par que sexy.

Así es YoonGi, también un gilipollas pero eso es otra historia.

-Hm, hola Park. ¿Y mi dulce conejito donde está?.

M I • T Í O • Y • Y O [JIKOOK]🐾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora