M I • T Í O • Y • Y O [JIKOOK]🐾

Diecinueve

Tu belleza siempre ha sido mi mayor pecado. Eso que me gusta tener secretamente, sólo para mí. Tu en mis brazos, fundiéndote contra mi pecho.

Pero nunca te tuve. Siempre fuiste como la estrella más hermosa del firmamento a la cual por más que estire mis brazos, jamás podría alcanzar. 

Luego de tu charla lo pensé y... ¿Si hago lo que me dices entonces te quedarás conmigo? ¿brillarás sólo para mí? Daré lo mejor por cumplirte, por más desquiciado que sea.

Bienvenidos a mi triste historia, de amores no correspondidos y delirios de grandeza por parte de mi amante. La cual nunca fue mía.

Más bien, creo que debería estar dándole el cierre final en vez de introducirlos a ella. Puesto que por más que me aferré a la idea de que ella estaría para mi tal y como lo he estado yo, no fue así. Sino no podría explicarles el porqué le disparé a mi propio hermano en el muslo e intenté matar a un inocente chico enamorado, si al final iba a estar desplomado en el frío y húmedo suelo de un sucio desguace. Sólo, con docenas de cuerpos policiales fuera y un alto moreno apuntando mi entrecejo luego de haberme disparado en el costado de mi estómago.

- Se acabó, Min Hyunk. Ya no intentes una mierda.

Y las manchas de colores rojas y azules fueron oscureciéndose cada vez más hasta perderme en la oscuridad absoluta.

- ¡Mierda! - exclamó Namjoon arrodillandose frente al cuerpo, tomando sus signos vitales mientras la policía ingresaba a la habitación.

- Jungkook... amor ¿estás bien? - Jimin estrujó en sus brazos al frágil cuerpo de Jungkook, se sentía de gelatina.

Se mantuvo a su lado, como el más fuerte pilar, entregandole su apoyo hasta que los oficiales les ordenaron salir de allí para poder realizar un peritaje y determinar bien cada uno de los involucrados. Tal parece que no había sido el primer siniestro en aquél lugar. Jimin se encargó personalmente de dar el nombre de Hye a las autoridades para que ellos se encargaran de atraparla. No quería volver a verla, ni siquiera detrás de las rejas. Si, el pudo haber sido un mal esposo por haberla engañado con su propio sobrino, pero ella... ella había sido la peor mujer de este mundo, usando a un inocente niño para retenerlo, empapando sus ilusiones de mentiras y engaños, y luego, intentar herir a Jungkook. Su Jungkook, la persona por la que vivía hoy y por la cual se levantaba con una reluciente sonrisa día a día. No le importaba lo mal que ella lo pasara en la cárcel una vez la atraparan y juzgaran en un estrado, nada importaba si fue la vida de Jungkook la que estuvo peligrando.

- ¿Estás bien amor?- Jimin continuó dejando tiernas caricias por el rostro de Jungkook.

- Ya Jiminie... te he dicho miles de veces que estoy bien,- Jungkook se apoyó en su caricia. Cálido - ellos no... llegaron a hacerme nada.

A pesar de la constante negativa de Jungkook por obviar la parte en la que lo llevaban al hospital, afirmando que estaba bien, Jimin insistió en que deberían ir puesto a que podía llegar a tener alguna herida interna además de las causadas por los grilletes o mala alimentación y su cuerpo necesitara atención.

- Lo siento, yo... estaba tan asustado que pensé que moriría si no te tenía en mis brazos sano y salvo.

- Ah, es que tú eres como un tierno gatito en busca de constantes caricias y amor. - Jungkook besó la pequeña nariz de Jimin - Mi Jiminssi.

Una carcajada se construyó en su pecho al ver como Jimin abultaba sus labios tiernamente.

- Te he dicho que dejes de llamarme así. Soy mayor y en todo caso, no el que muerde las almohadas.

- Si bueno, deberías quitar esa expresión de "por favor follame" de tu linda carita. Se te quita lo activo, Jiminssi.

En un rápido movimiento Jungkook ya se encontraba apricionado entre un fuerte cuerpo y el suave colchón de la cama de hospital. Una potente mirada fijada en sus oscuros ojos y manos recorriendo su cuerpo.