Veintidos

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- No respires.

Su gran mano sudada se aferraba fuertemente a mi boca, impidiendo que emitiera más sonido que leves quejidos en mi lucha por liberarme.
Podía escuchar su corazón tamborileando contra mis omoplatos, estaba nervioso y no podía lograr safarme de sus brazos, lo que si sabía era que la persona que me sostenía no era Hye, claramente era un hombre. Uno fuerte. Entonces recordé a mamá, seguro también la tenían cautiva y estaba sufriendo por mi culpa.

"Jungkookie, ustedes simplemente no pueden..."

No, esto no era mi culpa. No era a causa de Jimin, no sobre nuestro amor. El amor nunca puede traer consecuencias tan lamentables como estas. El amor es vida, juventud y libertad. Es el odio quien tomaba lugar en su corazón y le hacía actuar de esta manera. Sí, mi amor es mucho más grande que esto, tan grande que no cabe lugar para esos sentimientos deplorables. Tomando una rápida profunda respiración me escogí contra el cuerpo contrario y estallé la parte trasera de mi brazo contra lo que deduje, era su estómago. Así y con un poco de suerte de mi lado podría librarme y buscar algo con lo que defenderme.
La persona detrás de mí lanzó un quejido y sus manos se dirigieron a la zona dañada, dejando de sostenerme. Aún en la oscuridad comencé a correr, a pesar de haber vivido toda mi maldita vida en la misma casa donde las cosas se mantuvieron en su lugar durante el paso del tiempo fue inevitable el chocar con todo lo que me encontraba revelando mi ubicacion. Ciertamente la noche estaba demasiado oscura, apenas se podía percibir el suave manto blanco de la luna entre las rendijas de las ventanas. Me mantuve oculto detrás de uno de los grandes sillones de la sala, intentando hacer uso de mi percepción del sonido e identificar al malechor. Controlando mi agitada respiración.

- Maldito niño.

Demonios, su voz se escuchaba demasiado cerca y... extrañamente familiar, debo pensar en algo. Debo...

- Meow.

Pareciera como si los astros se alinearon en el día en que nací y conspiraron en el multiverso contra mi existencia porque no podría ser más inoportuno el hecho de que mi maldito gato, ese maldito gato tricolor que según dijo mi mamá hacía un par de semanas había desaparecido decidiera volver justo en este instante. Maldición Minnie...
Y con toda la elegancia que los felinos poseen pude verlo menear su peluda cola, pasando por el costado izquierdo del sillón y perdiéndose en la inminente oscuridad.

- Meooooow.

Cerré mis ojos ante sus maullidos, sólo esperaba a que el tipo no fuera uno de esos desquiciados que dañan a los animales. No a Minnie, él era muy especial para mamá y en particular para mi. Jimin me lo dio como regalo por mis trece años, dijo que era un gato particular. De los pocos que quedan en el mundo, puesto que cuenta con tres colores, particularidad que poseen las hembras pero el es un macho. Uno grande, cariñoso y esponjoso. "Calicó"
Investigando sobre los iguales a Minnie pude enterarme de que muchas veces este tipo de gato cuenta con un cromosoma femenino, es por ello la particularidad de su pelaje.
No pude evitar enamorarme de él desde el primer momento, sólo personas mágicas dan magia.

- Ven aquí gatito.

Abrí mis ojos enormemente, quizás el si era una de esas personas. Joder, tengo que hacer algo urgente. Vi como su figura se paró frente a una de los grandes ventanales que daban al frente de la casa, bajé mi vista por su figura y vi a Minnie a sus pies, lamiendo una de sus extremidades. Y como si una fuerza paranormal se hubiera apoderado de mi cuerpo, en el momento en el que el sujeto se agchó a cojer el gato corrí hacia él y me abalancé sobre su espalda, derrivándolo en el frío cerámico.

- ¡No te atrevas a hacerle daño maldito desquiciado! - golpee con mis puños su espalda mientras el intentaba cubrirse.

- ¡Mierda, cállate! No voy a hacerle daño.- El sujeto se movilizó y quedé sentado en el piso, sólo mirando el lado de su cara tenuemente iluminada. Extrañamente familiar.

M I • T Í O • Y • Y O [JIKOOK]🐾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora