Capítulo 9

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Emma se había quedado con la boca y los ojos bien abiertos mientras contemplaba a la mujer desnuda frente a ella. Regina tenía un cuerpo esbelto y torneado, sus pechos firmes acentuaban la curva de su delgada cintura que daba paso a su pequeña cadera; La morena era una preciosidad, una mujer digna de admirar por horas y horas.

Regina comenzó a sentirse incomoda con la situación y movió su brazo, tratando de ocultar sus pechos. La rubia se dio cuenta de que tenía que hacer algo en ese momento y se levantó de la cama colocándose frente a Regina. Emma tomó el delicado rostro de la morena y le planto un beso en los labios, y sorprendida, Regina correspondió al beso deslizando sus delgados brazos por la cintura de la rubia.

Conforme el beso fue tomando intensidad, Emma tomó la libertad de deslizar sus manos por el cuerpo de la morena, sintiendo bajo sus dedos la piel aterciopelada. Regina sintió escalofríos recorrerle el cuerpo con cada caricia que la rubia le proporcionaba y su piel se erizo cuando sintió las manos de Emma apoderarse de su trasero. Emma le dio un apretón a los glúteos de Regina y ella gimió entre besos. Regina tomo a la rubia de la chaqueta y la acerco más a su cuerpo con gran necesidad.

—Llevas demasiada ropa Swan — Susurró la morena sobre los labios de Emma.

Como respuesta, Emma hizo un rápido movimiento para quitarse la chaqueta y Regina deslizó sus manos bajo la blusa de la rubia para ayudarla a desnudarse. En tan solo un par de segundos, la ropa de Emma adornaba el suelo y no había espacio alguno entre los cuerpos desnudos de ambas chicas. Se besaban con ferocidad y necesidad, sus manos viajaban por el cuerpo de la otra sintiendo como su deseo escurría entre sus piernas.

—No sé cómo hacer esto — Susurró la rubia — Nunca lo he hecho.

—Supongo que aprenderemos juntas — Respondió Regina con una pequeña sonrisa.

La morena camino lentamente y se sentó en la cama, después extendió su brazo para tomar la mano de Emma, quien la miraba como si no pudiera creer lo que estaba pasando. Ambas chicas se recostaron mirándose de frente, Regina acarició la mejilla de la rubia con las yemas de los dedos y le sonrió. Emma acomodó un mechón del cabello castaño y después se inclinó para besar a Regina en los labios. Regina acerco su cuerpo al de la rubia y entrelazaron sus piernas sin dejar de besarse. Emma suspiraba cada vez que sentía las manos de la morena recorrer su espalda y terminar en su trasero. Regina decidió tomar el control y se colocó sobre Emma; bajo sus labios carnosos por el cuello largo de la rubia y la escuchó gemir entre dientes. La morena deslizaba las manos por el pálido y suave cuerpo de la rubia y se escuchó gemir cuando su mano descubrió la calidez entre las piernas de Emma.

Regina acaricio con delicadeza la intimidad de la rubia de ojos lindos y con su lengua jugueteo con uno de los pechos de Emma. Las caricias eran torpes y titubeantes, pero a Emma no parecía importarle; la rubia tenía los ojos cerrados y a un brazo levantado aferrándose a la almohada, y cada que se Regina intensificaba más las caricias dejaba escapar gemidos, que para su sorpresa, eran bastante fuertes. Emma sintió como los labios de la morena encontraban su camino hasta su entrepierna y tomo la cabeza de Regina entre las manos cuando sintió la boca de la morena apoderarse de su clítoris. La rubia sentía como todo su cuerpo temblaba y quiso explotar, pero Regina no se lo permitió. Los labios de la morena volvieron a su boca para darle un pequeño beso y la miro a los ojos antes de introducir sus dedos en ella. Emma gimió y arqueo su cuerpo mientras encajaba sus uñas en la espalda de Regina y esta se mordió el labio inferior sin dejar de mirar el rostro de la rubia.

Emma no resistió mucho tiempo antes de llegar al clímax y dejar escapar un poderoso gemido. La rubia abrió los ojos y sus mejillas enrojecieron cuando vio la sonrisa de satisfacción con la que Regina la miraba. La morena le dio un tierno beso en los labios sin dejar de sonreír y Emma no quiso quedarse atrás.

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