Capítulo 17

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Una semana después...

—Vas muy bien Emma. — Escucho decir a la doctora Torres.

La rubia tenía la vista fija en su brazo, observando cómo se levantaba lentamente y sintiendo punzadas de dolor a través de toda la extremidad.

Habían pasado semanas desde el accidente, y según los doctores, Emma se estaba recuperando satisfactoriamente. Y aunque la rubia había recuperado la movilidad de su cuello, su habla estaba agilizándose y sus brazos ya podían sentir y moverse un poco, ella sabía que algo andaba mal. En todo el tiempo que llevaba en el hospital, los doctores no se habían molestado por empezar la terapia con sus piernas y le realizaban múltiples radiografías a su columna. Definitivamente algo no andaba bien, y podía asegurarlo por los ojos vidriosos de su madre cada vez que los doctores se acercaban a hablarle.

Emma desvió la mirada hacia el doctor Hunt y el doctor Shepard, quienes hablaban con Mary y Killian y se aclaró la garganta.

—¿Esta... pasando algo... malo? — Preguntó la rubia — Lo... se.

—No debes preocuparte por eso. — Respondió la doctora Torres.

—Sé que... me... ocultan... algo.

—Tu solo debes concentrarte en tu recuperación, Emma. Es lo único importante.

—Estoy... Ca – cansada

—¿Quieres que continuemos mañana? — Torres arqueo una ceja mientras miraba a la rubia y esta negaba con la cabeza.

—De las... mentiras — Complementó Emma.

—Deja de agobiar a la doctora, Swan. — Le dijo Killian entrando a la habitación.

—¿Qué es... lo q – que... pasa? — Insistió Emma.

—¿Quieres saber la verdad? — La doctora Torres miro al morena y Emma asintió — La verdad es que... tu recuperación va bastante bien, eres una en un millón. Te estas recuperando a un tiempo record y todos aquí sabemos que es porque eres una mujer excepcional. — Killian sintió una presión invadirle el pecho por no poderle decir la verdad a su amiga, pero no quería que ella se dejara caer. Sabía que ese abismo sería demasiado hondo para sacarla.

—Tienes que ser fuerte Emma. — Agregó la doctora — Todos aquí creemos mucho en ti y en lo que puedes lograr... Solo mírate, en menos de un mes has logrado muchísimo.

La rubia sonrió de medio lado y observo a su madre secándose las lágrimas desde el marco de la puerta y de nuevo pudo sentir, que esas palabras de aliento, eran solo para cubrir lo que en realidad estaba sucediendo.

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—¿Crees que deba buscar un empleo? — Preguntó Regina mientras leía la sección de clasificados del periódico.

Estaba sentada a la mesa, desayunando con su hermana y su esposo mientras la bebe Robín jugueteaba con los cereales en su mesita.

—Creí que estabas bien con cuidar a Robín. — Respondió Zelena antes de dar un sorbo a su café.

—Lo estoy, pero siento que debo contribuir a los gastos de la casa. — La morena bajo el periódico y lo puso de lado para mirar a su hermana. — No quiero ser ningún estorbo o ninguna mantenida.

—No pienses en eso. — Habló Robín. — Para nosotros no es ninguna molestia el tenerte aquí. Nos gusta que Ro-ro este con alguien de nuestra confianza, y ¿Quién mejor que su tía?

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