Capítulo 7

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Emma bebió él último sorbo en su taza de café y la dejo en el fregadero, se acomodó la chaqueta y caminó hasta la puerta y se detuvo para tomar las llaves de su auto. Escucho pasos provenientes del pasillo y abrió la puerta apresurándose a salir.

Cuando Regina llego a la cocina, Emma ya se había ido. La morena soltó un resoplido y camino al sofá para tomar su chaqueta.

Ya eran varios días iguales, Regina y la rubia solo se veían en las noches y compartían un saludo antes de que Emma se encerrará en su habitación. La morena estaba enloqueciendo ante su actitud y no podía evitar pensar en que Emma había descubierto algo acerca de su pasado y que en cualquier momento la echaría de ahí.

Emma subió a su auto y apretó el volante con fuerza, apenas había logrado salir del departamento sin tenerse que topar con Regina. La rubia tenía miedo, miedo de estar con ella a solas y no poder controlar todo lo que aquella chica la hacía sentir. Tenía que seguirlo ocultando mientras averiguaba quien era en verdad Regina, no podía dejarse llevar por sus sentimientos sin saber nada más que el nombre de la morena.

Habían pasado ya varios días desde su plática con Killian, y aunque sabía que él tenía razón, ella aún no estaba segura de todo lo que implicaba que le gustara una chica. La rubia encendió su auto y salió del estacionamiento del edificio, se detuvo en la entrada y miro a ambos lados para asegurarse de que no viniera ningún coche. Al mirar hacía su lado derecho la vio ahí, caminando con el uniforme de la cafetería y el cabello recogido, con sus botas y su chaqueta de cuero negra. Regina era hermosa, y se podía notar incluso a varios metros de distancia.

La rubia sacudió la cabeza al escuchar un claxon detrás de ella. Otro auto quería salir del estacionamiento y ella le estaba impidiendo el paso. Emma se apresuró a salir y condujo hacia la estación de policías con una sola imagen en mente: Regina.

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Una semana después...

Regina le había pedido a Lorna salir temprano del trabajo explicándole la situación con Emma y esperando poder verla por unos momentos antes de que decidiera encerrarse en su habitación. Lorna le había sonreído y le había dado un pay de manzana con una sonrisa "Dile que tú lo hiciste para ella" le había dicho la mujer.

La morena coloco el pay sobre la barra de la cocina y desato su cabello de la coleta que llevaba. Se quitó la chaqueta y la aventó sobre el sofá. El tiempo fue justo perfecto, pues segundos después Emma entro distraídamente por la puerta y cuando observo a la morena sonriéndole la rubia se quedó pasmada.

—Hola — Saludó Regina con una sonrisa.

—Hola — Respondió la rubia con incomodidad — Estaré en mi habitación.

—Emma, espera — La morena se acercó varios pasos hacia Emma y la rubia dio media vuelta para regresar hacía ella — No sé qué te está pasando, pero no me gusta esto.

—¿De qué hablas? — Emma se hizo la desentendida y camino hasta la morena.

—Hablo de que has estad evitándome por más de una semana y ni siquiera sé que hice para merecerlo.

—Lo siento, he estado muy ocupada en el trabajo — Emma desvió la mirada hacía el suelo y Regina supo que estaba mintiendo.

—Vamos Emma — La morena le tomo la mano con delicadeza — ¿Por qué no quieres decirme que pasa? — Emma se quedó pasmada y miro esos ojos castaños que le estaban quitando el sueño — Bueno, si no quieres decirme está bien, pero deja de evitarme por favor.

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