Capítulo 16

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—Killian, que sorpresa tenerte por aquí. — Habló David cuando observo al chico entrar a su oficina — ¿A qué se debe esta visita? ¿Pasa algo con Emma que yo no sepa?

—No, para nada. — Se apresuró a responder él — Todo está bien con Emma.

—Entonces, ¿Qué te trae por aquí? — El rubio arqueo una ceja y recargo un codo sobre su escritorio.

Killian tomo asiento frente a él y respiro profundo antes de comenzar a hablar.

—Es sobre tu esposa.

—¿Mi esposa? ¿Qué pasa con ella? — David frunció el ceño.

—Sé que ella te pidió que buscaras a Regina...

—Lo hizo, hace algunos días me pidió que lo hiciera, pero no he encontrado rastro de ella.

—Y no vas a encontrar nada. — Respondió el chico.

—¿De qué hablas? — La confusión de David se hacía cada vez más grande y se podía notar en su rostro.

—Regina es una testigo protegida. Nos encargamos de cambiar su identidad para que no pudiera ser encontrada. — Explico Killian.

—No estoy entendiendo nada...

—No sé cómo vas a tomar todo esto, pero tengo que decírtelo, porque necesito que le mientas a Mary Margaret, por Emma. Sé que ella no querría que su madre se enterara de esto.

—Killian, me estas preocupando en verdad.

—Regina Mills, es la hija del narcotraficante al que se le conoce como Rumplestilskin...

Mientras Killian hablaba, la mandíbula de David se iba abriendo un milímetro. El chico le contó sobre la descendencia de Regina, el motivo por el que ella huía y que gracias a todo lo anterior, Emma estaba en el hospital luchando por recuperar su vida normal.

Durante unos segundos, David no pudo pronunciar palabra alguna; estaba intentando asimilar toda la información que Killian le había proporcionado y al mismo tiempo estaba conteniendo las ganas de levantarse he ir a buscar a Regina para gritarle en su cara que ella era la culpable de todo lo que le estaba pasando a su hija.

—¿Por qué la dejaste ir? — Preguntó él en un susurró.

—Ella no cometió ningún crimen. — Respondió Killian con tranquilidad.

—Debiste hundirla en la cárcel. — Dijo David entre dientes, apretando tanto la mandíbula que las venas en su cuello se marcaban.

—David, sabes que ella no realizo ningún crimen, solo fue el motivo de este...

—¡Casi matan a mi hija por su culpa! — Gritó el rubio mientras se levantaba bruscamente de su asiento.

—David, por favor cálmate. — Killian se levantó extendiendo los brazos hacia él. — Tienes que prometerme que Mary jamás se va a enterar de esto.

—No puedo creer que nos hayas ocultado esto Killian... — Le reprocho el hombre apretando los puños.

—Si lo hice fue por Emma, porque sabía que ella no quería meterlos en nada de esto. — Killian bajo los brazos cuando observo que David comenzaba a tranquilizarse. — Tienes que prometerme que Mary no se va a enterar. — Repitió él — Solo dile que no la encontraste, o que ella se fue lejos...

—Está bien, pero solo por Emma.

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