Capítulo 13

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Regina estaba sentada en una incómoda silla de hospital, tenía las piernas pegadas al pecho y se abrazaba las rodillas mientras recargaba su barbilla en ellas. Estaba frente a la habitación de Emma, pero aun no la dejaban verla; solo podía ver la puerta cerrada y las persianas tapando la ventana de la habitación.

Según los doctores, Emma aún no estaba en condiciones de recibir visitas y ni siquiera sus padres habían podido verla. Había pasado una semana desde el incidente y no se había movido de ahí por más de 5 minutos para ir al baño. Regina comía solo lo que David y Mary Margaret le llevaban y se cambiaba de ropa solo porque sabía que debía hacerlo. Una de las enfermeras que cuidaba a Emma, la ayudaba a que tomara cortas duchas en los baños de las habitaciones desocupadas y así ella no se movía ni un solo segundo del hospital.

—Cariño. — La dulce voz de Mary Margaret la saco de sus pensamientos — Creo que necesitan descansar un poco. Ve al departamento y yo me quedare aquí con Emma. Te prometo que te avisare cualquier cosa.

—No me voy a mover de aquí — Respondió Regina sin apartar la vista de la habitación.

—Necesitas descansar o tú también terminaras en una cama de hospital.

"Yo debería estar ahí en lugar de Emma" Pensó la morena. Sus ojos se llenaron de lágrimas y su vista fue hacia Mary quien le dedicaba una pequeña sonrisa. El estómago de la morena hirvió al pensar que por su culpa Emma estaba en toda esa situación.

—Estoy bien — Susurró ella tratando de contener las lágrimas.

—No lo estas — Mary acaricio el cabello de la morena y sintió un nudo formarse en su garganta.

—Mary tiene razón. — Intervino Killian acercándose a las chicas — Necesitas despejarte un poco. Emma está estable...

—Por ahora. — Regina enderezó su posición y miro a Killian.

Recordo el incidente de hace dos días cuando los doctores y las enfermeras habían entrado a toda prisa a la habitación de Emma porque se estaba convulsionando.

—Killian tiene razón. — Mary le tomo la mano para hacer que se relajara un poco — Esta bien si no quieres irte de aquí, pero por lo menos vamos a la cafetería a que comas algo. Necesitas estar bien para cuando Emma despierte.

Regina se quedó en silencio unos segundos con la mirada clavada en el suelo y después asintió. Una taza de café no le caería nada mal y la ayudaría a mantenerse despierta un poco más. Además, no quería seguir discutiendo con Killian; no podía soportar la manera en que la miraba, de una manera que la hacía recordar que todo era su culpa.

Ambas mujeres se levantaron de las sillas y Mary Margaret camino sin soltar de la mano a Regina para que la chica la siguiera. La morena sentía el cuerpo pesado, probablemente por el cansancio, y sentía que en cualquier momento caería al piso de lo débil que se sentía.

El camino a la cafetería se sintió eterno para Regina pero sus sentidos volvieron a ella cuando el aroma de café inundo sus pulmones. Mary le indico a la morena que se sentara mientras ella iba por los cafés. Regina se dejó caer en la silla como si los hilos que sostenían sus extremidades hubieran sido cortados.

Minutos después, Mary regreso a la mesa con una pequeña sonrisa y las manos vacías.

—¿Dónde está el café? — Preguntó Regina frunciendo el ceño.

—Un joven amable se ofreció a traerlos cuando estuvieran listos. — Respondió la madre de la rubia con una pequeña sonrisa — Que bueno que existan empleados tan amables. — Regina no dijo nada y se pasó las manos por la cara y el cabello — Aun creo que deberías ir a descansar un poco...

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