Capítulo 18

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¿Que les esta pareciendo la historia? ¿Les gusta? Espero que si porque ya faltan pocos capítulos para el final. 

Gracias por leer.

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Emma se tomaba las manos con nerviosismo mientras tenía la vista fija en Cora quien se había sentado en la silla de madera que estaba en la habitación.

—Sé que mi visita aquí puede sorprenderte. — Habló Cora — pero ya no sé qué más hacer.

—¿Pasa algo... con Regina? — Preguntó la rubia con un dejo de preocupación.

—Regina está en peligro Emma, siempre lo ha estado. — Respondió Cora y observo como la chica fruncía el ceño. — Mientras ella este aquí, nunca va a estar segura.

—Ella... se fue. — Recordó Emma.

—A New Yersi con su hermana. — Explicó la mujer. — Necesita irse del país para poder estar segura.

—Regina es... inteligente. Ella va a... entender que tiene... que irse.

—Ambas sabemos que ella no va a irse de aquí, no mientras este enamorada de ti.

Emma hizo una mueca que estuvo a punto de convertirse en sonrisa. El saber que a pesar de sus rechazos, Regina la seguía amando, le regresaba un poco de luz a su vida. La rubia miró a Cora y en ese momento entendió el motivo de su visita.

—¿Qué es... lo que quiere? — Preguntó ella.

—Quiero que le digas que se vaya...

—Ya lo... hice — Interrumpió la rubia.

—Lo sé. — Cora se inclinó hacia Emma y la miro fijamente a los ojos. — Pero eso no es suficiente. Ella cree que tú la quieres y puedo decir ahora que es verdad. Te brillan los ojos al pronunciar su nombre.

—Eso fue... antes.

—No te engañes querida... Sé que el padre de mi hija te puso en esta situación pero ella no tiene la culpa de la familia en la que creció. A pesar de todo ella es buena y tiene un buen corazón. Ella es un rayo de luz en la oscuridad en la que estaba sumida nuestra vida.

Emma se miró las manos y sintió un nudo formársele en la garganta ante las palabras de Cora. Desde el accidente, ella solo podía pensar en que la mujer a la que amaba la había puesto en esa cama de hospital, pero estaba equivocada y ella lo sabía; pero también sabía que admitir que Regina no era la culpable significaba dejarla entrar a su vida de nuevo y Emma aún no estaba preparada para enfrentarse a aquel problema. Su corazón estaba tan dañado como su cuerpo, pero la recuperación no era tan satisfactoria como le hubiera gustado.

—Sé que es difícil, toda esta situación. — Continuó Cora. — Pero te estoy pidiendo ayuda porque no se a quien más recurrir. No sé qué más hacer para ponerla a salvo. Y sé que por el cariño que tú le tienes vas a ayudarme a protegerla.

—Está bien. — Respondió Emma asintiendo — No quiero... que nada... le pase.

—Tienes un gran corazón. — Cora alargo el brazo y con su mano acaricio la mejilla de la rubia. — Entiendo porque mi hija te ama tanto.

Cora sonrió y Emma movió el rostro para retirarse del contacto de Cora. Aunque la mujer se había portado relativamente amable, era la madre de Regina y no se fiaba completamente de ella. Tantos años al lado de Gold debió de haber dejado rastro en ella. Y aunque reconocía que sus intenciones eran buenas, sabía que habría un alto costo a cambio.

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