Capítulo 29

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Lo se, se que me he tardado años en actualizar pero este capitulo es un poco más largo de lo normal y espero les guste. Ya estamos a poco del final y quiero agradecer todo su apoyo. 

Gracias por leer.

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—¿De que estas hablando? — Habló Mary con el ceño fruncido.

—Creo que debería intentarlo. — Respondió la rubia — Hay una gran probabilidad de que funcione...

—¿Que te hizo cambiar de opinión? — Preguntó Regina con el ceño fruncido levemente tratando de ocultar su desconcierto.

—Creo que al menos debo intentarlo. — Emma miró a Killian es busca de apoyo. El chico estaba recargado en la pared con los brazos cruzados sobre el pecho.

Killian se dio cuenta de que la rubia lo miraba pero el solo se encogió de hombros dejando caer los brazos a los costados.

—Yo te apoyo en lo que decidas Swan. Pero creo que deberías pensarlo muy bien antes de tomar una decisión como esta.

—Lo he pensado, y lo he pensado bastante. No estoy tomando las cosas a la ligera. — Argumentó ella.

—A mí me parece que estas tomando una decisión errónea, Emma. — Insistió su madre — No hay porque precipitarse en esto. Son tus piernas de las que estamos hablando...

—Precisamente por eso, mamá. Son mis piernas y yo tengo la última palabra en esto.

—Creo que debemos tranquilizarnos todos. — Intervino David — Cariño, ¿Estas realmente segura de esto? — El hombre posó sus ojos azules sobre su hija, con el gesto preocupado como si estuviera mirando a una pequeña niña.

—Lo estoy...

—A mí no me parece. — Interrumpió Mary — No puedo entender como de la noche a la mañana, cambiaste de opinión tan precipitadamente.

—No fue de la noche a la mañana. — Defendió la rubia — Llevo semanas pensando, he conocido gente que forma parte del proyecto, he ido a grupos de apoyo...

—¿Grupos de apoyo? — Esta vez, fue Regina la que interrumpió, mirando a la chica rubia como si la hubiera insultado. Después de todo, ella ni siquiera estaba enterada de sus acciones. — ¿Cómo es que has hecho todo eso?

—Arizona. — Respondió Emma con un poco de temor en la voz, como si el pronunciar su nombre fuera detonar una granada en la habitación.

—¿Quién es Arizona? — Pregunto Mary frunciendo el ceño.

—Es la esposa de una de las doctoras de Emma. — Respondió Regina sin apartar la vista de la rubia — Y aparentemente, ahora son amigas.

—Ella me entiende, sabe lo que es vivir con un impedimento así y solo está tratando de ayudarme. — Emma respiro profundo — He escuchado tantas historias sin esperanzas y no puedo evitar sentirme mal por yo tener una oportunidad como esta y la estoy desaprovechando.

—Debes entender nuestra preocupación. — Hablo David — Es algo experimental que no garantiza nada y como todo procedimiento quirúrgico contiene riesgos.

—Lo se papá. — La rubia resopló, exhausta — Pero no quiero seguir viviendo en dependencia de alguien más. Esta no es mi vida y si tengo la oportunidad de cambiar esto, entonces lo voy a hacer.

—¡No puedes hacer algo como eso Emma! — Mary tenía las mejillas encendidas y apretaba los puños a sus costados.

La vista de todos se enfocó en los pasos que se escucharon por el pasillo y segundos después Henry apareció frente a ellos en sus pijamas de dinosaurios y con sus pequeñas manos tallándose los ojos.

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