Capítulo 8

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Zelena se metió las manos a los bolsillos del abrigo tratando de calentar sus manos. Vaya que hacia frio. Después de unos segundos busco su teléfono en su bolso. Sintiendo los dedos entumecidos marco rápidamente una serie de números y pego la bocina a su oído.

—Hola, soy yo — Habló ella — Se dónde está, y creo que tienes que hacer algo pronto — La pelirroja miro hacia arriba del edificio mientras escuchaba a la otra persona hablar — Te enviare la dirección en un mensaje. Tienes que darte prisa.

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Abrió los ojos lentamente sintiendo que su cabeza daba vueltas. Regina no había podido dormir más de dos horas; había estado dando vueltas por su cama pensando en lo que había pasado la noche anterior.

El beso que le había dado a Emma había sido un impulso pero con eso había comprobado que sus sentimientos hacia ella eran verdaderos, se estaba enamorando. Aunque al parecer, para la rubia ese no era el caso.

La morena sabía que había cometido un error, y que el que Emma saliera corriendo la noche anterior solo le estaba dando una respuesta que no le gustaba para nada. Tal vez había malinterpretado las señales o simplemente había visto señales cuando no las había.

Regina se levantó de la cama sintiéndose mareada y se pasó las manos por la cara varias veces. Salió de la habitación esperando que Emma aun estuviera en el departamento, pero en el fondo sabía que sus esperanzas se iban a quedar en solo eso. Ella suspiro mirando a ambos lados del pasillo y camino hasta el baño para darse una ducha.

Al llegar al trabajo se propuso una cosa solamente: concentrarse en atender clientes y limpiar la cafetería, no pensar en Emma Swan ni en lo que había pasado entre ellas. El trabajo ocuparía su mente y le daría unos momentos de tranquilidad.

—¿Qué pasa chica? — Preguntó Lorna acercándose a ella — Traes una cara de perro que no puedes con ella.

Regina la fulmino con la mirada y resopló mientras volvía la vista hacia la mesa que estaba limpiando como si fuera a dejarla como nueva.

—No es nada, solo tuve una mala noche — Respondió ella.

—Creo que es más que eso — Lorna puso las manos en su cadera y la miro inclinando la cabeza hacia un lado — Ahora dime, y dime la verdad, ¿Qué es lo que pasa?

La chica cerró los ojos y aventó el trapo con el que limpiaba a la mesa. La insistencia de Lorna no ayudaba mucho con su objetivo.

—Anoche bese a Emma y ella salió corriendo.

—Creo que tenemos que llevar esto a la oficina — Lorna apenas pudo pronunciar las palabras ante el asombro que la confesión de Regina le había provocado. Ambas caminaron hacía la pequeña oficina y la mujer cerró la puerta mientras Regina se sentaba en la pequeña silla frente a ella — ¿Qué hiciste qué?

—Lo que escuchaste; La bese y ella salió corriendo dejando muy claro sus sentimientos hacia mí — La morena respondió sintiendo un nudo en la garganta ante la tristeza que le provocaba pensar que Emma no la quería de esa manera.

—¿Por qué piensas que ella no siente lo mismo?

—Tal vez porque salió corriendo — Regina respondió como si fuera obvio.

—Chica, la besaste. Eres una chica y la besaste, ¿Cómo esperabas que reaccionara?

—No lo sé — Regina se encogió de hombros — Tal vez solo esperaba que se quedara conmigo.

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