11. ¿Ex?

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El teléfono de Laura sonó. Ella comenzó a temblar. No tenía agregado ese número pero sabía perfectamente de quién se trataba. Lo había borrado hacía unas semanas para no poder ver su perfil de whatsapp y no martirizarse mirando su foto. ¿Lo cogía? No sabía si debía hacerlo, pero necesitaba escuchar su voz y saber por qué motivo la llamaba.

El tono de llamada que tenía puesto no cesaba y al final decidió darle al botón verde.

-¿Sí? -Contestó temerosa.

-¿Laura? Pensé que no lo cogerías.

Era ella, su voz. Recordaba perfectamente su olor y quería volver a respirarlo.

-Dime, ¿qué quieres? -Dijo Laura fría.

-Hablar. -Aclaró la chica segura desde la otra parte de la línea.

-Hablar es un concepto muy abierto. ¿De qué exactamente? -Logró decir la pelirroja sin trabarse.

-Hay tantas cosas de las que hablar... las cosas han cambiado.

-Eso también es muy abierto, pueden cambiar muchas cosas, desde tu personalidad hasta un cuenco de palomitas verde que antes era azul.

-¿Qué dices de cuencos de palomitas? Me estoy perdiendo. -Contestó extrañada Eva.

-No sé si tiene sentido, igual que que esté hablando contigo en este momento. Eso sí que no tiene sentido.

-Te echo de menos. -Confesó de repente la rubia.

A Laura se le formó un nudo en el estómago. No sabía qué decir.

-No. -Negó al fin.

-Fui una gilipollas dejando que te fueras tan fácil.

-Eva, no, ya no estoy en Zaragoza.

-¿Qué? -Preguntó la chica, atónita.

-Que me he mudado a otra ciudad, pero igualmente, no te preocupes, estarás confundida o simplemente son los recuerdos. Es imposible que llevemos casi un mes sin hablar y así, sin ton ni son me eches de menos.

-Pero yo te...

-No. -La cortó Laura. -Y no sé cómo tienes el valor de llamarme después de este tiempo para decirme esto.

-Laura, por favor, déjame hablar, déjame explicarme. ¿Me puedes decir adónde te has mudado?

-¿Para qué lo quieres saber?

-Por saber si te tengo muy lejos. -Dijo Eva preocupada.

Laura resopló, pero al final se lo dijo.

-Valencia.

-Valencia. -Repitió la otra chica. -No estás tan lejos.

-Bueno... tampoco vas a venir así que...

-¿Quién te dice que no?

-Yo.

-Pues te equivocas.

-Eva, no me líes más, por favor. No juegues conmigo. Si no salió bien a la primera no va a salir a la segunda. Y menos a distancia.

-No pretendo jugar contigo. Cometí un error al dejarte, pero estaba agobiada y no quería estar en una relación.

-Ah, ¿y ahora sí? ¿Crees que voy a estar para ti solo cuando quieras tener una relación y cuando te canses dejarme por un tiempo y hacerme daño? -Respiró después de la larga pregunta y continuó. -Me dijiste que ya no sentías lo de antes, no que estabas agobiada.

-Perdóname, Laura. Te...

-Me tengo que ir. -Volvió a cortarla. -He quedado. Adiós.

-¡Espera Laura! ¡Solo un momento!

-Deprisa.

-Déjame llamarte luego. ¿Cuándo volverás?

-No eres mi madre.

-Por favor, solo quiero hablar.

-No tengo tiempo ahora, búscate la vida.

Esta vez sí que colgó. Sus dudas aumentaron. Había sido fría con ella, pero su corazón no decía lo mismo. Le iba a mil en ese momento. Estaba triste, o no. Era un sentimiento extraño entre tristeza y rabia, también amor.

Felicidad Inesperada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora