18. La bienvenida.

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"Buenos días, princesa."

Laura se frotó los ojos y se volvió a poner las gafas para poder leer el mensaje y saber quién era.

La dejó en visto y se comenzó a vestir.

"Anoche no te despediste de mí." -Volvió a enviar.

Laura había decidido pasar de Eva para olvidarse de ella, pero sabía que no sería nada fácil.

Hizo lo de siempre: se lavó los dientes, se peinó y se dirigió a la cocina para desayunar. Esta vez depositó un puñado de cereales en un cuenco de color verde, el cual le regalaron para su décimo cumpleaños. Lo conservaba perfectamente.

No había dormido casi nada, sus ojos lloraban a causa del sueño y sus ojeras ocupaban bastante de su rostro desencajado, a parte de seguir igual de ánimos que el día anterior.

Había decidido hacerle caso a su amiga Yaiza. Sabía que la relación no iba a llegar demasiado lejos y no quería sufrir.

De pronto, llamaron al timbre. Era ya casi la hora de poner rumbo al instituto, así que se había imaginado que sería Yaiza.

-¡Paula! Me voy ya, ¿vienes? -Gritó desde la cocina dejando el cuenco vacío que acababa de devorar en cuestión de segundos en una parte del fregadero.

-¡Vete! Me queda arreglarme un poco aún.

-¿Sabrás ir sola?

-No hay pérdida.

-Como veas, adiós.

-Adiós.

Volvieron a tocar al timbre y fue cuando bajó.

Pero se llevó una sorpresa cuando salió del portal. Era David y un cartel muy bonito sostenido por él en el cual ponía: ¡Bienvenida, Laura!

-¿Qué? -Preguntó anonadada Laura con una sonrisa en la boca. -¡Qué circo! ¿Estás tú solo?

David se giró para comprobar si estaba solo.

-Sí. -Dijo sonriendo.

-¿Y esto?

David se acercó a darle dos besos.

-Quería darte la bienvenida.

-Gracias.

-Bueno.. ¿tiro el cartel o...? -Preguntó el chico.

-No, hombre, está muy bonito, te lo has currado.

-Gracias. Toma.

-Bueno, va, me lo cuelgo en la habitación. -Dijo guardándoselo en la mochila.

-Te veo.. no sé. ¿Estás bien?

-Sí, solo que no he dormido lo que debería de haber dormido, me quedé toda la noche hablando con Yaiza.

Estaba mintiendo por una parte. No estaba bien, pero no le apetecía contarle a un chico al que solo conocía de una tarde que su ex la mareaba.

No salía tema de conversación y el silencio se estaba volviendo un tanto incómodo mientras caminaban hacia el instituto.

-¿Te apetece quedar esta tarde a tomar algo? -Dijo al fin el chico justo antes de entrar por la puerta del instituto.

Laura miró a David. No sabía qué decir.

-Sí, vale.

Aunque Laura no entendía por qué tanto interés en ella de repente cuando el día anterior había estado indiferente. Tampoco le iba a dar mucha importancia.

-A las cinco paso a por ti. Tómatelo como una primera cita.

Le guiñó el ojo, le sonrió y se bifurcó en camino a la cafetería. Al instante apareció Yaiza.

-¿Qué pasa pelirroja? ¿Cómo vas? -Dijo esta justo antes de darle un beso en la mejilla.

-No sé, oye, ¿David es así siempre?

-¿Así cómo?

-Ayer estaba indiferente y hoy va y me dice de quedar y que me lo tome como una primera cita.

-¿Qué? -Preguntó Yaiza echándose a reír. -Menudo imbécil.

-¿Por?

-Está ligando contigo.

-Pues vaya forma.

-¿Le has dicho que sí a lo de quedar?

-Sí, es que no sabía qué decir.

-Pues ríete de él, tía.

-No, no. Yo no soy así.

-Me refiero, síguele el rollo y cuando se motive le dices que te van las tías. Pues anda que no he hecho yo eso veces.

-Prefiero dejarle las cosas claras si esto sigue.

-Bueno.. y con lo que me contaste anoche... ¿cómo vas?

-¿Con quién? ¿Con la pava? Esta mañana me ha hablado. La he dejado en visto.

-Muy bien. ¿Estás mejor?

-A ratos, pero no mucho.

Yaiza pasó una mano por la cara de Laura cuidadosamente como muestra de consuelo. Se miraron a los ojos durante unos segundos. Laura medio sonrió. Sus miradas eran intensas.

Después de eso lo único que pensó en hacer Yaiza era besar a Laura en los labios, pero se contuvo y la besó en la mejilla. Era demasiado pronto.
Tras el suave beso la abrazó.

Felicidad Inesperada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora