-Me tengo que ir, mi hermana va a salir en breves. -Comentó Laura.
-¿Ya es la hora? Jo, contigo el tiempo se me pasa rápido, ¿eh?
Laura sonrió. A ella también se le había pasado el tiempo muy rápido, esa chica le caía genial y tenía cada vez más curiosidad por saber sobre ella.
Habían estado hablando de muchísimos temas distintos, contando anécdotas sobre sus vidas, etc...
-¿Os puedo acompañar? -Preguntó la morena.
-Sí, claro. -Asintió la pelirroja.
-Así algún día te puedo pasar a buscar inesperadamente.
-¿Qué?
Yaiza miró a Laura y se rió.
-Te estoy diciendo de quedar, boba.
-Ah. -Rió nerviosa Laura. -Soy corta, perdona. Pero me parece bien.
-En serio, tienes que conocer a Marcos y David, son dos chicos geniales. ¿Quieres que les pregunte si pueden quedar esta tarde? -Preguntó Yaiza saliendo de la cafetería junto a Laura.
-A mi madre no le hace gracia que salga entre semana cuando hay clases.
-Hoy no ha sido una clase normal, además, eres nueva y debes conocer gente, no creo que le importe, no tenemos nada que estudiar hoy. -Intentó convencerla la bajita.
-No te prometo nada.
-Va, no seas aburrida, pelirroja. -Comentó dándole un pequeño toque en el brazo, sonriendo.
Laura sonrió tambien.
-Lo intentaré. -Dijo al fin la chica.
-Eso está mejor.
-Ahí está mi hermana.
-¡Es una mini tú! ¡Sois iguales! -Exclamó Yaiza mirándolas.
-¡Hola! -Saludó la pequeña. -La que decía que no haría amigos. -Dijo mirando a su hermana.
La aludida sonrió.
-Hola, pequeña. -Dijo Yaiza.
Paula sonrió a Yaiza.
-¿Vamos a casa? -Preguntó Laura.
-Vamos.
Las tres pusieron camino a casa de las dos hermanas, el camino no se les hizo muy largo, Yaiza seguía hablando sin parar sin aburrirlas ni un solo momento y Paula, que era más sociable que Laura, también hablaba. La pequeña era muy ingeniosa y divertida.
Al cabo de diez minutos caminando, las tres chicas llegaron al portal de Paula y Laura.
-Pues no vives lejos de mí. -Comentó Yaiza. -Y menos de David, él vive en esta calle, en la otra esquina.
-Vaya, qué casualidad. -Dijo Laura.
-A las cinco en punto sin falta paso a por ti. ¡Adiós!
Y después de un beso en la mejilla a Laura y de revolverle el pelo a la pequeña, se marchó.
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Felicidad Inesperada.
Genç KurguA veces te puedes llegar a enamorar de quien menos te lo esperas. No es la cabeza, es el corazón. Laura no quería estar ahí, ella ya tenía su vida hecha en Zaragoza y por culpa de un trabajo de su padre tuvo que viajar a Valencia. Yaiza vivía en su...