II. Huye de Hannah •

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—Al parecer, tu muestra de sangre ha sido mal etiquetada, porque la que tenemos aquí pertenece al ala animal, y no sabemos dónde está la tuya, Noah. Siento mucho que esto le pase a alguien tan guapo y soltero como tú.

Noah enarcó una ceja y miró el suelo. Allí estaba de nuevo en la sala celeste, y lo que estaba escuchando no le gustaba nada. Además, ¿Qué clase de disculpa venía acompañada de un halago a su soltería?

—Planeo seguir estando soltero, doctora. Lo que necesito ahora es mi autorización para poder hacer deporte, no una novia.

—Ay, Noah, no seas tan brusco conmigo. Estoy realmente apenada —protestó la Dra. Hayes, moviendo el estetoscopio entre sus manos—. Somos un laboratorio profesional, esto jamás había sucedido. Espero y puedas disculpar los desperfectos. El protocolo a seguir es tan simple como rellenar un formulario y repetir el proceso de la semana pasada. ¿Estás seguro de tu decisión? Hannah es muy linda.

—No voy a presentarme con Hannah, Nora. Necesito los análisis para que me permitan entrenar.

La doctora Hayes esbozó una sonrisa triste y se acomodó los lentes. Observó con atención al muchacho que tenía en frente. Aquel día sus ojos se veían más verdes que castaños, pero por momentos la luz parecía reflejar un tono miel.

—En tu ficha dice que practicas vóley y natación, ¿Estoy en lo correcto?

—Sí. —Respondió él, tajante.

—Bien, he de disculparme nuevamente. Si quieres seguir practicando deporte, tendrás que permitirme otra muestra. Pequeña. Has seguido las indicaciones que te envié por el correo electrónico de la clínica, ¿No es así?

Noah gruñó de mala gana. Había obedecido, sí. Llevaba diez horas sin comer nada. Quería golpear una pared, pero la educación ante todo.

—Sí. —Repitió.

—Muy bien, joven McLeod. Aquí vamos. Estoy segura de que tu sangre demostrará que no eres un cánido. No le permitiría a Hannah salir con uno.

* * * *

Margo llevaba nueve minutos cronometrados bajo el agua caliente de la ducha en su solitario apartamento. Logan pasaba mucho tiempo allí visitándola, pero aquel día no estaba su mejor amigo y Margo se sentía especialmente sola.

Recordaba una reunión que había celebrado con sus amigos —los mismos con los que se iría de vacaciones próximamente— hacía dos semanas. Habían hecho una dinámica donde debían describir a los otros con una única frase. Alegremente Margo había escrito sus opiniones, y las había entregado a los demás. Ella recibió todo tipo de frases que la hicieron pensar y sonreír, pero hubo una que la deprimió: "Fuerte ideal feminista"

La nota era de Noah, y el chico estaba en lo cierto, no debería deprimirse. Margo apoyaba el movimiento feminista y siempre luchaba por los derechos de la mujer, pero, ¿Era eso lo que más resaltaba de ella? ¿No veía Noah la propia feminidad de Margo, su delicadeza? ¿No veía nada más allá?

Ella anhelaba que Noah la viese como a una mujer bella y tierna, atractiva. Pero cada vez que la veía, el muchacho parecía suspirar exasperado. Margo no podía dejar de darle vueltas al asunto en su cabeza.

Logan le repetía una y otra vez lo bella que era, y que si Noah no lo veía, era un idiota. Que no debía deprimirse. Pero ella no hacía caso y no paraba de pensar en el error. Porque tenía que haber algún error. Una falla, un defecto que impedía que Noah la viera bien. Cerró el agua y se envolvió con una toalla. Suspiró mientras tomaba la crema de peinar para rizos. En Rusia conocería por fin a la familia de Noah, e intentaría dar un paso adelante. Uno a la vez.

LUPUS 2 | Las Bestias despiertanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora