III. I never said that I want this •

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Noah no podía soportar la incomodidad. Su asiento era uno de ventanilla, estaba lejos de sus amigos, y no tenía con quién cambiarlo. El problema con los asientos de ventanilla es que son más pequeños, y Noah tenía las piernas demasiado largas para el espacio disponible. En el pasillo se habría sentido más cómodo, al menos para estirarse un poco, pero no había tenido esa suerte.

Sentía la garganta ardida y un constante dolor en las encías que, en un principio, adjudicó a los cambios de presión del aire. Luego recordó que aquel mismo dolor lo había atacado en el aeropuerto de Queens, y lejos de entender algo, se desconcertó.

Frunció el ceño y trató de dormir sin mucho éxito. Tenía las piernas entumecidas y se sentía febril. Se pasó el viaje entero viendo nubes y agua a través de la ventanilla que juntaba escarcha del lado exterior.

* * * *

El joven de ojos verdes castaños nunca se había sentido tan feliz de pisar tierra firme. No era su primera vez en el aeropuerto de Heathrow, pero aquella fue definitivamente la favorita.

Le pesaban los párpados y quería dormir desesperadamente. Las piernas agarrotadas le dolían y aún no comprendía la razón de su malestar.

—A medio camino de Arcángel —Logan le palmeó el hombro en un intento de animarlo—. Aguanta.

El grupo de amigos continuó la marcha hacia una cafetería para tomar algo reconfortante antes de buscar su siguiente puerta de embarque.

—¿Quieres una pastilla, Noah? —Preguntó Margo en tono preocupado. Intentaba demostrarlo lo menos posible, pero a veces no había manera de ignorar el estado del chico más alto del grupo. Él mismo quería preguntar si era el único que se sentía tan exhausto.

—No, gracias. —Gruñó el muchacho en respuesta.

Pero Noah era realmente muy expresivo con su rostro, y tenía el dolor plasmado en la cara. Le obligaron a tragarse un calmante.

—Bien —comenzó Zen cuando el último sorbo de café desapareció de su taza—, ¿Vamos a buscar la puerta 21?

Tristemente, el único que ya había estado en aquel aeropuerto era Noah. Por lo que todos se pegaron a él y lo siguieron como a un guía turístico arisco, lacónico, y muy veloz.

En poco tiempo atravesaron el aeropuerto y Noah corrió a la sección de control en donde le devolvieron a Charlie. Enseguida tuvo que volver a entregar al hurón en otro control, pero no sin antes chequear que estuviera en perfecto estado. Carlos Estuardo chilló afectuosamente antes de alejarse de nuevo dentro de su jaula.

Noah observaba con tristeza cómo su amado y pequeño compañero se alejaba, cuando una voz proveniente de todos lados resonó por el aeropuerto con un acento británico demasiado perfecto:

"Atención, pasajeros con destino San Petersburgo: todos los vuelos están demorados. Atención. Todos los vuelos están demorados. Por favor confirmar su nuevo horario de vuelo en las pantallas distribuidas por las instalaciones. Disculpe las molestias."

Demonios.

Se había detectado actividad climática inusual en un amplio territorio que rodeaba San Petersburgo y otras ciudades, también Arcángel. Era peligroso para los aviones estar allí, y los que habían salido estaban regresando. Necesitaban la vía libre para volver, y no salían nuevos vuelos.

LUPUS 2 | Las Bestias despiertanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora