Nico aguzó la vista tratando de encontrar cualquier señal de movimiento, pero el bosque parecía estar sumido en absoluto silencio y quietud. La lluvia había amainado hacía rato, reduciéndose prácticamente por completo. Faltaban pocos minutos para el amanecer: el cielo clareaba con un azul de tinta vieja, aguada.
—La lluvia y la nieve son una lástima —comentó Riley, con la cara prácticamente oculta en su gran capucha—. No hay ningún tipo de rastro.
Pero sí había. El chico de pelo tan rubio que parecía blanco, piel de vampiro y ojos de un celeste muy suave, casi lechoso, se detuvo ante un tronco grande, frío y húmedo.
—Vean esto —pidió Nico en tono asombrado—. Este árbol tiene las mismas marcas que la Jeep de Noah.
Katya apretó los labios y se tragó las palabras, pero sabía que era cierto. Ella había examinado las garras que habían arrasado con la camioneta de su primo y se había obligado a creer que eran otra cosa. Pero eran garras.
—Lo que los atacó en la camioneta, continuó persiguiéndolos por aquí —afirmó—. Y eso no son garras de conejito adorable. Hay que encontrarlos.
A partir de entonces, el ambiente entre los caminantes cambió. Ya no era una simple búsqueda, la preocupación de la incertidumbre. Ahora era la preocupación de la certeza: definitivamente había pasado algo malo. Y ese era un concepto muy amplio. Más nervios y nuevas preguntas, pero sin ninguna otra pista. "Malo".
Siguieron caminando otro rato, intentado buscar más marcas de garras o ramas partidas bruscamente, aunque iban medio a la deriva.
—¡Alto! ¡Vean esto! —era Gemma la que gritaba. Se quitó un mechón de pelo oscuro del rostro y señaló una saliente rocosa que estaba varios metros más adelante; ese bosque se encontraba sobre un terreno escarpado y había muchas salientes como aquella. Los demás se acercaron a ella para ver la piedra desde el mismo ángulo—. Esa bola de allí, amarilla y negra. ¿No es el hurón de Noah?
Katya ahogó un grito y corrió hasta el lugar que señalaban. Gemma había dado en el clavo: hecho un ovillo helado, pero vivo, estaba Carlos Estuardo. Descansaba con su propia ropa de lana y sobre un retazo de tela de hilo negro. Katya abrió mucho los ojos y retrocedió tambaleante, con Charlie acurrucado en el pecho.
—Esto... ¿Chicos? Creo que deberían venir.
Los demás se acercaron corriendo, cuidando no resbalar. La señora Irina y Dafne iban en la retaguardia. Erick y Galo fueron los primeros en llegar, seguidos por Alexia y luego el resto.
—Sangre. —Susurró Ethan.
Alexia le arrebató el hurón a Katya y lo puso sobre la piedra, y le movió las patitas y la cabeza. Le quitó la ropa e intentó mirar entre el pelaje, pero solo consiguió un gruñido molesto por parte del animal, que se escapó de entre sus dedos y volvió a acurrucarse sobre el pedazo de tela negra, al que se aferraba insistentemente.
—Charlie no está herido. No es su sangre —anunció en tono aliviado, pero enseguida su rostro volvió a endurecerse y su voz sonó preocupada cuando dijo—: Entonces no comprendo porqué el hurón ha venido aquí. Podría haberse resguardado del frío en cualquier cueva. No son animales tontos.
—Tienes razón, Lex. No son animales tontos. Charlie ha buscado guarecerse en su hogar. —Ethan levantó el pedazo de tela negra, al que el hurón intentó asirse con dientes y garras—. Esto es un jirón de suéter, es de Noah. Y creo que ya sé de quién es la sangre.
Como si se tratara de un mal augurio en una película de vaqueros, un ave rapiña pasó haciendo círculos a baja altura y se posó en la rama de un árbol cercano. No hizo ningún ruido, y casi nadie le dio importancia, pero Nico lo vio. Él, que era atento y se preocupaba mucho por el bienestar de sus amigos, lo vio. Alzó la vista al cielo, que estaba cada vez más celeste aunque grisáceo, y se quedó viendo algo en la lejanía, algo que casi le hizo sonreír.
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LUPUS 2 | Las Bestias despiertan
FantasyPuedes creer que estás jugando con las Bestias, pero ellas siempre te observan, siempre te vigilan. Si cruzas la puerta, ya no podrás volver. El corazón de las Bestias llevaba tiempo dormido, pero palpitando. Y ahora ha despertado, furioso y hambrie...