En mi primer entrenamiento, aún sin ninguna armadura ni arma, me enseñaron técnicas para moverse en combate, sobretodo sigilosas. También tenía que atacar a un robot de combate... pero a Reyes no le hizo mucha gracia que mi mano no causase efecto en él. Tan inteligente para estar en su puesto y no sabe que los robots no tienen vida. No estoy en contra de los ómnicos, pero ellos no tienen células como nosotros, no puedo alterar su ADN.
Los primeros días fueron muy cansados. De hecho descubrí que cuando estoy muy estresada mi brazo comienza a dolerme, como si fuese una venganza por abusar de mi propio cuerpo. Al menos cuando por fin conseguí mi traje no volví a padecer ese dolor extremo.
Al final del entrenamiento Reyes me dio la enhorabuena y me trajo una botella de agua que con gusto tomé y empecé a beber de ella. A su lado habían dos hombres más quienes me presentó. A su izquierda estaba Jesse, aunque en las misiones lo llamabamos McCree, y a su derecha, Genji. Mi timidez hizo de las suyas asi que simplemente pude darles la mano. Reyes me presentó como su nueva médica de combate. Jesse levantó una ceja en señal de desconfianza, ya sabía quién era, en cambio Genji me hizo una reverencia, a la cual yo imité, como es típico en la cultura japonesa.
Para romper el hielo, Gabe nos invitó a tomar algo a todos después del entrenamiento. Acepté, pero antes necesitaba tomarme una ducha. Le pregunté al comandante donde estaban los vestuarios y allí lavé mi cuerpo quitándome ese sudor incómodo y maloliente. Me sequé con una toalla y me vestí con un pantalón blanco y una camisa negra que remangaba hasta los codos. Cogí un peine y eché mi mojado pelo para atrás, aunque hacía lo que le daba la gana así que pasé de él. Después agarré mi maleta y me fui con los chicos a uno de los bares de la ciudad.
Una vez allí pedí una buena cerveza mientras empezaba a conocer más sobre los chicos. Fui precavida y para evitar alguna pregunta sobre mi brazo me puse unos guantes. McCree empezó a buscar en su chaqueta sacando una cajetilla de tabaco.
—¿Te hace uno moira? -dijo Jesse refiriéndose al pitillo.
—No, nunca tuve interés en fumar, gracias.
—Ah ya, estos médicos... -contestó mofándose.
—Te recordaré eso cuando tenga que sanarte en el campo de batalla. —me defendí como mejor sé, soltando una risa al final.Un par de horas más tarde cuando el sol ya había acabado su jornada laboral, Jesse y Genji decidieron dejarnos al comandante y a mí a solas. Al principio me dio algo de mala espina, pero sus intenciones fueron buenas. Quiso acompañarme hasta casa y me explicó que tanto Jesse como Genji tuvieron un pasado complicado, aunque me lo había imaginado pues no debe ser fácil ser un Cyborg.
Primero me habló de Jesse, se notaba que era a quien más afecto le tenía. Parece ser que antes pertenecía a un bando criminal que traficaba con armas. Después me habló de Genji, quién despertó más interés en mí.
—Bueno, pues de lo que sé es que unas unidades de Overwatch lo encontraron al borde de la muerte con gran parte de su cuerpo destrozado. La Dra. Ziegler hizo un gran milagro con él salvándole la vida.
—¿La... Dra. Ziegler? -pregunté perpleja al oír ese nombre de nuevo.
—Es otra médica de combate, pero trabaja para Overwatch. ¿Hay algo que necesites de ella?
—Bueno pues... si me lo preguntas así... Me encantaría conocerla, ¿es posible?
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Mis orígenes
FanficUna vez finalizados mis estudios es hora de comenzar a investigar lo que aún no ha sido revelado. Desafortunadamente, nosotros los científicos siempre necesitamos a alguien que nos financie para seguir nuestro trabajo, y a veces no acabamos en buena...