Me alegro que Gabriel y yo nos llevemos de esta forma... tan especial. En el sobre no había mucho, pues el resto será empleado para mi investigación. Al menos había conseguido dinero para invitar a Angela a unas cervezas. Podría llevarla a un restaurante caro, o irnos de viaje juntas... pero las cosas de palacio van despacio.
Salí por la puerta principal y me encontré sentada en las escaleras a la chica más guapa hasta el momento, Angela Ziegler. Llevaba una bonita gabardina de color rosa clarito. Me acerqué a ella y le di tres besos como se había vuelto costumbre entre nosotras. No me lo tomé como algo personal, pues en Suiza es común saludarse así. Pasé mi brazo por su hombro, mientras ella tímidamente colocó su mano en mi cintura. El contacto me arrancó una sonrisa, ahora tenía ganas de oír su linda voz.
—Gracias por haberme ayudado de forma tan dura este primer mes Dra. Ziegler.
—Puedes llamarme Angela, ya no estamos en el trabajo.
—Sabes, por un momento pensé que rechazarías la oferta.
—¿Ah sí? Bueno, no todos los días me suelen invitar a tomar algo.Caminamos calle abajo, pasando por diferentes establecimientos y un parque. Apenas habían niños pues la noche los obligaba a volver a sus casas. El cielo empezaba a teñirse de esa mezcla naranja y rosa que va oscurenciendo hasta volverse completamente oscuro. Las farolas del lugar comenzaban a encenderse, y a pesar de que el parque se volvía más sombrío, no había de qué preocuparse, pues mi atención solo estaba para una chica ahora mismo.
—¿Es que tienes novio, Angela? ¿Es celoso? -mis preguntas la hicieron reír y sonrojarse.
—¡N-nada de eso! ¿Crees acaso que he tenido tiempo para parejas? Si solo vivo para los pacientes...
—Y yo para los químicos y he estado con unas cuantas.
—Siempre marcando superioridad, ¿eh? -respondió desafiante-. Pues a ver, claro que he tenido mis cosas, pero me he dicho a mí misma que nada de liarse con pacientes ni doctores otra vez.
—¿Y doctoras? -empleé todas mis armas justo enfrente del local donde iba a empezar todo a ponerse interesante, Black Paradise.Pensé que se quedaría callada, o que me mandaría a la mierda, o que directamente me dijese que las mujeres no es lo que le atrae precisamente... pero su contestación me dio un hilo de esperanza al mostrarme su bisexualidad.
—Tal vez... depende si hay alguna doctora interesada en mí, claro... -repitió su característico gesto de pasar su pelo detrás de su oreja.
Sonreí y accedí con ella al pub acariciando involuntariamente con mi pulgar su hombro. Ella me tomó de la mano y la acarició también en agradecimiento. Nos sentamos al fondo. Luces de neón iluminaban débilmente la sala, permitiendo ver lo justo y necesario... por qué... ¿para qué ver cuando cerrando los ojos tus demás sentidos se agudizan al máximo? ¿Acaso no es mejor esa sensación de placer intenso?
Pedí un poco de whisky mientras Angela se limitó a tomar un poco de cerveza. No podía dejarla de mirar a los ojos. Los colores sobre su piel la favorecían aún más. En ese momento mi única investigación era ella, mi conejilla de indias, necesitaba experimentarla al máximo.
—¿Eso quiere decir que también te van las mujeres?
—Mira, para qué ocultarlo, sí. -admitió Angela con franqueza-. No he estado con muchas, pero hay algunas que se han vuelto irresistibles.-se mordió el labio con la mirada perdida.
—¿Y ahora mismo? -pregunté directa.
—Bueno verás... hace unos meses empecé un ligoteo con un paciente al cual tuve que someterlo a una cirujía muy compleja...
—¿Así que ya lo has investigado a fondo eh? ¡No llevarás ninguna sorpresa en la cama! -la interrumpí entre risas.Angela se rio un montón dándome algún que otro ligero golpe en el brazo con su puño cerrado. Me encantaba picarla así, relucía esa inocencia tan característica y brillante de ella.
—El caso es... -apartó su pelo detrás de sus orejas-, que él perdió... algo "importante" no sé si me entiendes.
—Espera, creo que te entiendo, pero no estoy segura... ¿quién es?
—No sé si lo conoces... es Genji.Empecé a reírme como una loca al saber que ella se había enamorado de un cyborg. Di un trago a mi whisky incrédula por sus palabras.
—Angy, por dios... ¿y qué le vas? ¿A chupar el metal?
Esta volvió a poner morritos y a darme más puñetazos sin fuerza, hasta que acabó desistiendo y se cruzó de brazos alejándose de mí en el asiento. Intenté volver a sacarle una sonrisa por lo que la abracé y empecé a hacerle cosquillas. Intentó finjir que no tenía al principio, pero no resistió ni dos segundos, suplicándome que parase pues estabamos en público. Era tan divertido verla reír...
—Vale, vale, ¡me rindo, me rindo! -reía entre mis brazos.
Acosté mi cabeza en su hombro. A mi nariz llegó un aroma dulce como una rosa recién abierta por la mañana, un perfume sin duda atractivo, como néctar para las abejas. Cerré los ojos y la olí más a fondo acariciando el cuello de Angela con mis labios y la punta de la nariz. De repente esta susurró mi nombre con un gran rubor en sus mejillas, lo que me detuvo e hizo separarme.
—Disculpa, estás por ese Genji, no por mí. -me excusé aguardando con ansias la respuesta.
—No me expliqué bien. -se peinó un poco el pelo con sus dedos-, Genji y yo solo somos amigos. Tiene problemas psicológicos al haber perdido más de la mitad de su cuerpo. Consideré que era mejor no forzar las cosas.Me separé con expresión seria y di otro sorbo a mi bebida. Mi intención era "ligar" con Angela, no hablar sobre los "ligues" de Angela. Un silencio incómodo se interpuso entre nosotras. Mis mejillas estaban calientes, supuse que de alcohol. Mercy no se quedaba atrás, ya casi había acabado su consumición.
Pensando que mi esfuerzo iba a ser en vano, una cabeza se apoyó en mi hombro. Sus cabellos dorados se deslizaban sobre mi espalda y su cuello. Comprendí que en ese momento no merecía la pena seguir hablando, no era la única que buscaba flirtear con la otra. Comí una patata y me dispuse a acabar con la conversación.
—Angela, ¿a ti cómo te gustan los besos?
Miré para ella con mi corazón a mil. Sabría que la pregunta causaría confusión en ella, ya la había empleado con miles de chicas antes. Angela se levantó frunciendo el ceño y me miró a los ojos algo extrañada.
—Pues no sé... ¿y a ti?
—Así.Me lancé juntando sus labios con los míos, disponiéndolos a danzar los unos con los otros mientras rodeaba su cintura con mi brazo izquierdo y agarraba su cabeza con mi mano derecha, entrelazando los dedos con sus cabellos. Al principio la noté algo estática, como si no se lo esperara o no le gustase, pero unas lentas y suaves caricias de mi lengua con la suya la hicieron responder como una reacción en cadena. Nuestros ojos se cerraron y Angela rodeó mi cuello con sus brazos. Nuestras bocas hablaban el mejor idioma, el amor.
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Mis orígenes
FanfictionUna vez finalizados mis estudios es hora de comenzar a investigar lo que aún no ha sido revelado. Desafortunadamente, nosotros los científicos siempre necesitamos a alguien que nos financie para seguir nuestro trabajo, y a veces no acabamos en buena...