Entrenamiento previo

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La mañana no comenzó apacible ni cariñosa ni acariciada por los rayos del sol. Un teléfono comenzó a sonar desde el salón. No era mi tono de llamada así que supuse que era de Angela y no mío. Yo me limité a revolverme en las sábanas luchando contra el ruido y la disminución de mi melatonina por ver la luz del día.

 Yo me limité a revolverme en las sábanas luchando contra el ruido y la disminución de mi melatonina por ver la luz del día

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En cambio Angela miró el reloj primero y al darse cuenta de la hora se levantó de golpe. Corrió hasta el salón sin apenas ropa alguna. Aunque no quisiese, escuché la conversación involuntariamente.

—Sí, sí, perdona comandante me he quedado dormida. -pausa-. Le juro que estaré allí lo más rápido posible. -otra pausa-. Muchas gracias, jefe...

Me giré y miré mi mesilla de noche. Era aún temprano, sobre las 7:30. Yo entraba a las 9, pero parecía que Angela no tenía el mismo horario que yo. No fui capaz de pegar ojo. Unos minutos después la suiza apareció por la puerta para excusarse.

—Moira, llego tarde a una misión luego hablamos, ¿de acuerdo? -se acercó a mi besándome en la mejilla y acabando de vestirse.
—Coge un croissant de la cocina. No has cenado ni desayunado. -levanté mi voz pues ya se había ido de la habitación.

Finalmente oí la puerta de casa cerrándose. Una vez que Angela se fue me di una ducha. Mi cuerpo estaba pegajoso por el chocolate la noche anterior. Desayuné con calma y me fui a trabajar. Hoy tocaba entrenamiento con mi armadura por fin. Mañana era hora de pasar a la acción.

Me dirigí a la nave de Blackwatch y en el vestuario, con ayuda de unos asistentes, coloqué mi traje de Valkyria y mis brazos bióticos. Abrí mi taquilla y coloqué el sombrero de Angela, me sonrojé un poco al pensar en ella...

El comandante me esperaba en la sala de entrenamiento. Allí estaba Genji entrenando con otro miembro mientras McCree se escaqueaba durmiendo en uno de los bancos.

—Buenos días, Gabriel.
—Buenas O'Deorain, se te ve de buen humor.
—¿Ah sí? -reí pues en efecto la noche anterior había tenido un efecto positivo en mí.

Era gracioso, pues me había visto en el espejo y tenía unas ojeras bien marcadas. Le eché la culpa al whisky de ayer y a mi cena especial. Lo seguí por el pasillo hasta llegar a otra sala llena de robots de entrenamiento.

—Bien, hoy pretendía enseñarte tácticas para moverse sin ser vista. Además me interesaría saber como de rápido eres capaz de matar a una persona con tu brazo, pero eso lo comprobaremos mañana con una persona de verdad.
—Me haces sentir una asesina, Gabe.

Este rio y dio comienzo al entrenamiento. Este consistía en algo tan simple como tocar a los robots sin que ellos te vean. De hecho parecía un juego de recreativos, aunque traté de tomármelo en serio. El comandante llegó a hacerme una demostración agarrando un robot por la espalda y lanzarlo contra el suelo.

Yo no lo hice tan bien, de hecho me pillaron un par de veces, pero no llegó a sonar la alarma de "game over" ya que los mataba antes.

En fin, el entrenamiento me llevó todo el día. Reyes me recomendó descansar lo máximo posible para mañana, pues nunca se puede bajar la guardia en territorio hostil. Me disponía a separarme de mi grupo y volver a casa, pero cuando emprendí mi marcha Gabe me detuvo cediéndome el teléfono. Era Angela.

Solo a ella se le ocurría llamar al teléfono de mi jefe para darme su número. Lo gracioso es que esa no era la única sorpresa, sino que técnicamente seguía de misión fuera.

Tomé un bus a casa y durante el trayecto me explicó, ya desde mi teléfono, cómo le fue y cómo se lo estaba pasando ahora. También me deseó suerte para mi misión. Todo iba bien hasta que decidí cambiar la conversación con respecto a lo que había pasado la noche anterior.

—Angela, anoche... ¿qué fue para ti?

Noté un silencio fulminador, pero una escapada de aire me llenó de esperanza.

—Moira... me encantó.
—Me apetecería volver a quedar juntas.
—¡Claro!-respondió emocionada.
—Pero... me gustaría que nadie supiese nada sobre ello, lo digo más bien por ti, no quiero dañar tu reputacion ni... -fui interrumpida.
—Amm... creo que todo el mundo sabe que dormí en tu casa. Mi equipo vino a buscarme en coche y no me quedó más remedio que darles la dirección.
—Viva la discrección... -respondí irónica.
—Bueno Moira, tengo que ir a cenar, mañana debemos levantarnos temprano. Tú también, ¿no? Ansio vernos, liebe.

Bajé del bus y caminé hasta mi apartamento. La llamada me dejó un poco ausente. Me ilusioné tontamente pensando que la volvería a ver hoy... además no dejaba de preguntarme que diantres hablaría la gente en contra mía ahora. Solo faltaba que me echasen de mi segundo trabajo... aunque seguro que Reyes sabía lo que ocurría.

Mis orígenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora