Capítulo Dieciocho

3.4K 291 65
                                    

—¿Estas seguro que no está, Kim Tae Hyung de las Trancas Alvarado Josefino?

—¿Qué?—gruñendo frustrada, me tapo más el rostro con mi chaqueta mientras corro a la habitación de Taehyung y me encierro en ella. Pero Taehyung fue más rápido y entró antes de que le tirara la puerta en la cara.—Tienes que creer en mí, T/N. YoonGi no está. Sabes muy bien que él tiene un departamento aparte y creo que está allá. ¿Por qué realmente no quieres verlo? Antes me lo habías dicho pero no entendía nada mientras balbuceabas.

Fulminándolo con la mirada, suspiro y cierro los ojos, tratando de controlar mis nervios.—Es que... Bueno yo... Él y yo... Y luego todo...

—¿¡Ves!? ¡Balbuceas mucho! Necesito que me digas fuerte y claro lo que sucede si quieres que te ayude.

—¡No lo he visto desde hace casi tres semanas! ¿Sí? Y juro que si lo veo, toda la barrera que he estado construyendo este tiempo se caerá en solo dos segundos.—suspirando por enésima vez, me lanzo en la cama de Taehyung y coloco mi brazo cubriendo mis ojos.—Sé que él ya me olvidó, y también sé que fue en parte mi culpa porque yo fui la primera que ideó esto del 'tiempo', y es que en esos momentos tenía miedo, y creo fue la única solución coherente que se me ocurrió. Pero en todo este tiempo me he dado cuenta de que realmente no me ama o no le importo, porque de ser así ya me hubiera buscado, llamado o aunque sea escrito, por más que yo le haya dicho que no lo hiciera.

—¿Ves de nuevo? Ahora te entiendo perfectamente.—dice Tae haciéndome reír, mientras se acuesta a mi lado a mirar el techo.—Yo no afirmaría eso con tanta seguridad.

—¿Por qué lo dices, Tae? ¿Acaso no es obvio? Desde un principio solo fui un pasatiempo... ¿Cuántas veces tengo que aclararle eso al mundo para que entienda mi dolor?—mi mirada recae en el póster de los chicos pegado a un lado de la pared, repasando varias veces la hermosa sonrisa y lo atractivo que luce YoonGi en esa imagen. Suspiro con pesadez, agotada de toda esta situación.—Nunca mostró interés en mí. Y si lo hacía, supongo que era por obligación.

—¿Sabes por qué te digo que no afirmes esa acusación?—ladeo la cabeza de modo que quede frente a la de Taehyung, el cual poseía una mirada tierna y llena de comprensión.—Porque a pesar de que tu no lo notabas, YoonGi si se preocupaba por ti, y mucho. Cada vez que no respondías sus mensajes o no sabía acerca de ti, se desesperaba e incluso se desvelaba... Siempre hablaba de ti con un extraño brillo en su rostro y muchas veces lo pillaba sonriendo como estúpido en el comedor o en su habitación, y estoy seguro que lo hacía pensando en ti. Y cree en mí, T/N, puesto que yo he sido testigo de ello todo este tiempo que he estado con él desde que te conoció.

El estómago se me estrujó de una forma rara pero agradable, sintiendo aquellas famosas mariposas en el estómago. Le creo. Esas confesiones crearon en mi pecho un atisbo de esperanza y anhelo, escuchando vagamente cómo mi subconsciente susurra a lo lejos un sí es posible.

Y eso, mejoró mi ánimo y mi día de sobremanera. No es como si fuera a suceder ese mismo día o esa misma semana, pero algo en mi corazón me decía que pronto todo se iba a aclarar. Y le agradecía a mi subconsciente mil veces por ser buena conmigo esta vez, y no andarme restregando en la cara las cosas malas de mi vida.

Una llamada entrante en mi móvil puso mis sentidos alerta y me hizo brincar de la cama. Uy... ShinJo.

—¡Pequeño bonito mío! ¿Cómo estás?

—¿Por qué chillas tanto, T/N?

—Puff... ¿De qué hablas, ShinJo precioso? ¡Eres muy gracioso!—seguido de eso, mis carcajadas falsas le dieron el toque perfecto de nerviosismo a la situación. No te atrevas a hablar, Kim Taehyung, no te atrevas a...

Tómame, Daddy «Suga y tú» | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora