Capítulo Veintidós

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Suga.

Había llamado a Young Min.

Quería aclarar todo con ella y de una vez, cortar todas nuestras conexiones. Le había dicho que necesitaba hablar, y que fuera a mi casa urgentemente. Creo que ha malentendido la situación, puesto que su voz se había notado demasiado seductora. Solo espero y no cause más problemas.

El timbre de la entrada me indica que es ella, y suspirando ya cansado de todo esto, voy a abrirle encontrándomela con una cínica sonrisa. Su ropa era más 'provocativa' de lo usual, y frunzo el ceño al verla tan coqueta.

—Hola... ¿Me necesitabas?

—Eh... Sí y no.—hago un gesto para que entrara, cerrando la puerta y caminando a la sala con ella delante de mí. Caminaba con lentitud, volteando a cada segundo con una mirada llena de picardía.

Al llegar a la sala, su rostro se desencajó, haciéndome reír entre dientes. T/N la observaba con una gigantesca sonrisa, agitando eufóricamente su mano en forma de saludo. Young Min rueda los ojos y resopla, señalándola con un enojo notable.—¿Y esta qué hace aquí?

Esta, es mi novia y se llama T/N, por cierto.—replico, algo furioso por su forma de tratarla delante de mí. ¿Esta chica de verdad era amiga de mi T/N?—Verás, te llamé hasta aquí para que vieras que esa hermosa chica que está allá es mi novia, y odio que todo el tiempo esté sufriendo de tus infantiles abusos.

—¿Y qué quieres que haga con tu novia? Ella trabaja para mí, que malinterprete mis palabras es otra cosa.

Río con sorna, negando con la cabeza para controlarme y no mandarla a la mierda.—Exactamente. No quiero que vuelvas a acercarte a ella ni a dirigirle la palabra, y mucho menos quiero que le toques así sea un cabello... No creerás de lo que soy capaz si me hacen enojar.

Estaba haciendo un esfuerzo monumental por controlar el volumen de mi voz y también mis impulsos agresivos. Su irritante sonrisa me enloquecía, pero sabía que esa era su intención. La chica se encogió de hombros, caminando lentamente hasta apoyarse en el borde del sofá, peligrosamente cerca de T/N. —Vaya... ¿Ahora eres su perro guardián? Debe ser muy buena en la cama, entonces.

Eso fue la gota que derramó el vaso. Crucé mis brazos, suspirando mientras fijaba mi fría mirada sobre ella. Sabía que ese gesto la intimidaba; desde que estábamos juntos, usaba eso en contra de ella para mostrarle mi desacuerdo, y ella siempre obedecía por más testaruda que fuera. Y funcionó. Su ligera postura cambió a una rígida y temerosa, y se levantó del sofá mirando hacia el suelo.

—La protejo porque quiero, porque puedo y porque la amo, algo que nunca sentí por ti, lastimosamente.—di unos pasos hacia adelante, quedando frente a su atónito rostro.—Ahora, espero y no difundas nada sobre ella, porque ya sabes cuáles son las consecuencias. Y, ah... Esta es una carta de renuncia de parte de T/N. No trabajará más en tu restaurante, no lo necesita. Puedes irte.

Espero a que Young Min salga, algo que hace con velocidad. Entendió todo lo que quise decirle, y con suerte no molestará más. Cuando escucho la puerta cerrarse, me volteo hacia T/N, quien tenía la boca abierta de par en par y me miraba con un extraño brillo en sus ojos. Ruedo los ojos, viendo cómo se levanta del sofá y camina hasta donde yo estaba, aún sorprendida.

—¿Y ese extraño gesto?

—No sabes cuánto me excitó que hablaras así sobre mí.

Tómame, Daddy «Suga y tú» | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora