LIBRES
Y por fin éramos libres. El colegio había acabado, se acabaron los castigos, los trabajos, las notas en la agenda, las peleas en clase....
Fin, se acabó.
Aunque el final de algo siempre hace que otra cosa comience, una nueva etapa. Una etapa de decisiones, de separaciones, de dejar a un lado lo que no interesa.
Había acabado el penúltimo curso de instituto pero quedaba uno en el que había que elegir entre tres especialidades.
Sé que es una tontería pero todos tenemos miedo, todos podemos dudar sobre qué escoger o qué es lo correcto.
Y ya no sólo en el colegio sino en todo, llegas a una edad en la que ya no están tus padres detrás ayudándote, solo pueden apoyarte pero las decisiones las tomas tú.
Tengo miedo, tengo miedo de equivocarme y no poder volver para arreglar el error. Y es que las decisiones van seguidas de consecuencias, siento que crecemos deprisa y sin frenos.
Nacemos, estudiamos, trabajamos, nos casamos, tenemos hijos, nos jubilamos y morimos.
Pero no, me niego a ser otra simple y triste historia narrada.
Quiero ser diferente, quiero que la gente me vea y piense que soy alguien especial, especial de verdad.
Me dirigí al despacho y salí a los quince minutos, ya está, decidido. Entregé la matrícula y se acabó, al acabar el verano empezaría un nuevo curso, y con sus consecuencias decididas.
-Anita -dijo Marina, una de mis profesoras favoritas que me había aguantado desde pequeña.
-¿Sí?
-Toma que se me olvidó repartirlos - dijo extendiéndome una hoja que reconocí al instante, sonreí - Anda ven guapa y avisa a los demás.
Baile de fin de curso, te necesitaba.
Entramos por la puerta principal con nuestros mejores vestidos, Ana y yo. Las locas de 3° de E.S.O. listas para bailar. Era el baile de fin de curso, ese en el que más de la mitad del colegio se declara a la otra mitad.
Y yo sería la excepción porque la persona a la que realmente quería a mi lado, no estaba.
Siempre he sido muy risueña y he tenido muchos pájaros en la cabeza y por eso, pensaba que en el último momento, en la última canción lenta, aparecería Pedro vestido con un traje y me invitaría a bailar.
Sí, demasiadas películas Ana.
Canciones lentas, rápidas, canciones tristes en las que los de último curso lloraban porque era su último baile...
La mayor parte del tiempo estuve sentada en una silla al fondo de todo y cuando no, me empujaban a bailar entre todos. Me encantan las fiestas y soy de las que llegan las primeras y se van las últimas. Pero a pesar de mi negación, no podía estar sin Pedro.
A dos los echaron por llevar alcohol y a una de mis amigas por besarse con su novio porque decían que no era “apropiado".
Pero a pesar de eso no pasó nada interesante a lo largo de la noche hasta que lo ví.
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El diario de esa chica
Teen FictionEste libro trata de mi vida. Una chica de 14 años que se enfrenta a las dificultades típicas de la vida de los adolescentes. ¿Pueden las personas más cercanas y que más te quieren hacerte daño? Yo creo que sí. Por cierto, me llamo Ana. No dejen de l...