PRAGA
No hay nada mejor que despertarse al lado de la persona a la que quieres.
Después de quedarme embobada mirando a Pedro volví en mí al escuchar mi teléfono. Mi madre.
Todo perfecto.
Me aclaré la garganta, me incorporé y con una gran sonrisa fingida contesté.
- ¡Muy buenos días mami! ¿Qué tal has dormido hoy?
- Pues yo muy bien, es más, he dormido genial en la casa, en nuestra casa -dijo recalcando el nuestra- donde tú deberías estar.
- Ah, pues yo estoy en casa de Marta, es que acabamos más tarde y claro pues no quería hacer que viniérais a recogerme, ¿no? - dije sonriendo porque me había salido bien la jugada.
- Bueno, pues entonces ningún problema, ¿a qué hora vuelves?
-No lo sé - dije tapando la boca a Pedro porque se acababa de despertar - yo te llamaré cuando me quede poco para llegar.
-Señora Lam - dijo para hacer la gracia y yo le respondí dándole un manotazo.
- Pues entonces hasta luego Ana, te quiero. - menos mal, no le había escuchado.
-Vale mamá, y yo también.
-Por cierto, dale saludos a Pedro.
Y colgó.
No sé como mi madre puede darse cuenta de todo, seguro que también sabía que no estaba en casa de Marta, menos mal que ya se llevaba bien con Pedro.
-¿Tú eres tonto?
- Mmm, me lo suelen decir. Pero si te hago el desayuno, ¿lo seguiré siendo?
- Mmm puede, pero prefiero ir a una cafetería porque no te ofendas, pero no se te da bien la cocina.
-Te vas a enterar.- dijo y seguido de eso, cogió un cojín y me lo tiró.
Empecé a gritar dando saltos y él me perseguía por toda la casa. Y al final me cogió, me enrrolló en una sábana y me tiró al suelo.
Depués de esa guerra; que evidentemente gané; nos vestimos y fuimos al centro a desayunar.
- Oye me tengo que ir ya - dijo levantándose.
- Vale pero espera te acompaño si quieres o algo.
-No no da igual adiós - y sin decir nada más se fué.
-Pues nada- dije para mí misma.
Cogí mi bolso, pagé la cuenta y fui a la parada del bus que llegó en unos cinco minutos.
Era raro que siendo ya casi las una de la tarde y en dirección al centro no había casi nadie en el bus. Me senté al final en una esquina dejando libre el hueco de al lado.
-Se puede - dijo un hombre que miraba al suelo.
Estaba por decirle que no, pero no quería ser maleducada.
-Sí, sí, siéntese - y me eché para el lado.
Al hombre se le cayó torpemente la maleta que llevaba y de ella salieron dos papeles, creo que eran billetes.
-¿Me los puedes dar por favor?- me estaba empezando a dar miedo el tío este.
- Sí... Tome - y sin poder evitar mirar lo que eran ví que eran billetes de avión a Praga, mi ciudad favorita.
- Se te vé joven y guapa, ¿tienes novio?
-Mmm sí - creo que tengo un nuevo acosador.
- Son para tí - me dijo extendiéndome los billetes.
- Creo que se confunde de persona.
-Creo que no eh - se quitó el gorro que llevaba y era Pedro - ¡Sorpresa!
- Dios Pedro, ¡no sabes el susto que me has dado idiota! ¡Te iba a pegar o algo!
-Vale vale - se rió - pero después de decirme de todo menos bonito, ¿qué te parece? ¿Te quieres venir conmigo de viaje a Praga?
- ¡Claro que si! ¡Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero! - dije sin parar de darle besos.
Nada mejor que sonreir en medio de besos o besar en medio de sonrisas.
ESTÁS LEYENDO
El diario de esa chica
Teen FictionEste libro trata de mi vida. Una chica de 14 años que se enfrenta a las dificultades típicas de la vida de los adolescentes. ¿Pueden las personas más cercanas y que más te quieren hacerte daño? Yo creo que sí. Por cierto, me llamo Ana. No dejen de l...