CAOS
Pasaron dos semanas y volvimos del viaje de Praga.
Quedaban apenas 5 días para hacer un año desde que Pedro y yo estabamos juntos. Parecía mentira, todo lo que habíamos pasado y aún así, tan felices como el primer día.
Pero tenía un problema, no tenía ni idea de lo que le iba a regalar a Pedro. Él me había regalado el viaje y yo ni siquiera podía comprarle unas zapatillas que quería.
Sé que el amor no tiene nada que ver con lo material pero quería regalarle algo por una vez.
Quedé con mis amigas y les expliqué mi situación... Y me dieron una solución, ser canguro.
Me niego, sólo lo he sido una vez y no acabo muy bien.
Me gustan los niños pero yo a ellos, no. Pero como no tenia ningun otra idea puse un anuncio y en pocas horas me llamo una amiga de mi madre.
Vivía por el centro y ella y su marido se iban a una fiesta asi que necestaban a alguien que se quedara con sus dos mellizos, Carla y Leo.
También llamados, los diablos.
Me preparé como si fuera a la guerra, me faltaba el casco y lista para la batalla. Llegué a la casa, donde me recibieron y me presentaron a los niños.
No sé por qué, pero la madre me dijo que siempre tenía que llamar a nuevas niñeras... Eso no me ayudaba. Ambos se fueron.
Estaban los dos en sus cuartos y decidí reunirlos para ver alguna de las peliculas de las que llevé.
- Carla, ven que vamos a ver una película -dije con la mayor de mi sonrisas.
Parecía simpática porque fue al cuarto de Leo y los dos fueron al salón. Puse la película pero tenía que ir al baño urgentemente, Leo se dió cuenta de que traía palomitas.
- Ana, ¿quiere que ponga las palomitas en el microondas mientras vas al baño?
- Pues sería un gran favor la verdad -y me dirigí al baño y eché el pestillo.
Sé que es de cotillas pero por el bañi de una casa se puede averiguar mucho de una familia, asi que me puse a cotillear.
Después de informarne un poco de la familia a la que hacía de canguro me dispuse a salir.
Mierda.
La puerta no habría, estuve como un cuarto de hora intentando salir pero nada.
Y recurrí a los niños, gritaba sus nombres pero no respondían y de pronto, escuche la alarma del microondas de las palomitas.
¿Pero dónde demonios estan estos niños?
-¡COMO NO ME DEJEIS SALIR OS JURO QUE LE CUENTO TODO A VUESTROS PADRES!
- ¿Y qué van a hacer?¿Castigarnos sin móvil? - dijeron los dos diablos.
Hijos de ...
Hoy la puerta y música, y gente, mucha y demasiada gente y yo encerrada en el baño.
-¡CARLA!¡LEO! ABRID AHORA MISMO O LLAMO A VUESTRO PADRES
Como no, pasan de mi.
Y tuve que recurrir a lo último que me quedaba, Pedro.
Le llamé y le exliqué todo, a la mierda mi sorpresa del regalo.
Pasó una media hora y la puerta se abrió porfin. Yo, a un lado de la puerta sentada en el lavavo y al otro Pedro riéndose de mí.
Llegué al salón, creo que definitivamente la ciudad entera estaba allí. Música, gente por todas partes, alcohol, comida por los suelos, palomitas...
Esto no puede ser verdad.
Pedro y yo conseguimos echar a todo el mundo, Carla y Leo se quedaron dormidos en sus habitaciones.
La noche acabo conmigo y Pedro limpiando todo lo que habian destrozado. Decidí no contarles a los padres lo que había pasado porque necesitaba el dinero.
Llamé a mi madre y me dejó quedarme en casa de Pedro, algo bueno por fin en toda la noche.
En vez de regalos comprados, tuve lo mejor que podía tener, a Pedro.
Se acercó a mí, me apartó el pelo de la cara y me besó.
Y entre beso y beso, nos perdimos el uno en el otro.
Tenía que disfrutar de esos momentos, porque me quedaban pocos con Pedro.

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El diario de esa chica
Teen FictionEste libro trata de mi vida. Una chica de 14 años que se enfrenta a las dificultades típicas de la vida de los adolescentes. ¿Pueden las personas más cercanas y que más te quieren hacerte daño? Yo creo que sí. Por cierto, me llamo Ana. No dejen de l...