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-Te queda malditamente bien mi camiseta - Hunter habló desde la cama siguiendo cada uno de mis movimientos.
Ignoré sus palabras intentando seguir con lo que estaba haciendo. Después de la clase de hoy, la cuál Hunter no asistió porque se quedó durmiendo, me puse a ordenar por fecha algunas hojas de varias clases que se me habían mezclado.
Tener que seguir como si nada, sabiendo que tenía la mirada de Hunter fijamente sobre mí, me ponía inquieta. Pero aún más los comentarios que hacía con respecto a la camiseta de él que llevaba puesta, la cual me quedaba unos centímetros debajo de las rodillas.
-Basta.- susurré.
-¿Qué pasa preciosa?
Estando aún sentada en la silla del escritorio, me di la vuelta hacia él y entrecerré los ojos.
-¡Deja de mirarme y de decir cada cosa qué pasa por tu mente!- giré nuevamente hacia las hojas sobre el escritorio.
-No te hice nada. Soy un angelito.- su voz ronca y con signos de sueño me hicieron mirarlo de nuevo.
-¿Es broma? Tengo que ordenar mil hojas y tus comentarios no ayudan.
-Ven aquí.
-¡Hunter!- a pesar que le tiré el almohadón que tenía en él respaldar de la silla, lo esquivó con facilidad.
-Quiero tenerte aquí.- golpeó suavemente el lado vacío junto a él.
Lentamente me encaminé hacia él. - Solo un rato.- lo señalé con el dedo.- Después tengo que seguir ordenando.- terminé de decir mientras me acostaba a la par de él.
No recordé en qué momento me había quedado dormida pero al segundo que desperté, salté de la cama.
Había quedado con una chica que conocí en una de mis clases, a merendar en la cafetería del internado.
Unos quince minutos después, salí de la habitación para ir a la cafetería y a penas ingresé, el aroma a café inundó mis fosas nasales.
Busqué con la mirada a Amber y cuando me miró, sonrió y se acercó. Pedimos un café con algo dulce y buscamos una mesa.
-Oye ¡nunca te había visto en clases!-comenzó a decir mientras se acomodaba en el asiento.
-¡Yo tampoco! Igual me siento al final de todo, capaz por eso no nos cruzamos.
-¡Cierto! Me parece que un día te vi sentada junto a un chico.- frunció el ceño intentando recordar.
Asentí.- Sí, suelo sentarme a menudo con un chico.- terminé de decir para luego degustar la porción de torta que había elegido.
Seguimos hablando de diversos temas hasta que no supe que responder cuando salió el tema de Hunter.
¿Qué éramos?
¿Amigos?
¡Pero si los amigos no se besan!
Tenía la cabeza un lío, pero le cambié de tema y seguimos hablando de otra cosa.
Después de una hora y algo, nos despedimos. Ella se fue hacia su habitación mientras que yo me fui a la mía. Busqué las llaves que estaban en uno de mis bolsillos del jean y abrí la puerta.
Lo primero que observé fue a Hunter terminando de secar su cabello con una toalla. Llevaba solamente unos jeans.
-¿Te vas?- pregunté yendo hacia el escritorio a dejar las llaves
Al instante que me giré, me topé con Hunter demasiado cerca de mi cuerpo. De repente sus manos se posaron sobre mi cintura y me besó.
Cuando nos separamos unos centímetros lo miré a los ojos. Él se me quedó mirando pero sin decir nada.
-¿Qué pasa?- pregunté mientras seguía con mis brazos alrededor de su cuello y él con sus manos en mi cintura.
-Extrañaba besarte y abrazarte- susurró cerca de mis labios.
Rodé los ojos y le sonreí acariciando su cabello.- Pero si nos vimos antes y me besaste y abrazaste.
-Nunca es suficiente.
De repente se me vino a la cabeza la conversación con Amber.-¿Te puedo preguntar algo?-pregunté sin quitar la mirada de él.
-Claro.
-¿Cómo me consideras?
-¿A qué te refieres?- soltó confuso.
-¿Qué somos?
Esperé atenta su respuesta sin despegar la mirada de él. Cuando Hunter tampoco quitó su mirada de mí comprendí, que sin buscarlo, habíamos comenzado una guerra de miradas.
