3.

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Una vez que Barry los dejó en la puerta del edificio, y le pidió a Peter regar sus plantas, dándole las llaves de su departamento. Wanda supo que era el momento de hablar.

Antes que nada subieron las escaleras, en total silencio. Permitiéndose que se escuchará el crujir de los viejos escalones.

Una señal más de lo precario que era el edificio, pero Peter no se podía costear algo mejor. Lamentablemente.

Y Wanda no trabajaba, no. Su hermano le había pedido que terminara la preparatoria. Que no fuera como el.

Quien se vio obligado a dejarla.

La vida no había sido justa para su hermano y ella no estaba haciendo nada para ayudarle.

Con el sentimiento de culpa creciendo en ella, Wanda entro al departamento donde vivían.

No era un departamento lujoso, de echó, el termostato del baño estaba roto y se veían obligados a tomar duchas frías de noche.

Además de eso el lugar consistía de una sala pequeña, que incluía una pequeña cocina, donde cuya heladera tenía lo justo y suficiente. Ya que no enfriaba.

Por lo tanto no compraban alimentos perecederos.

Había tres puertas en la pared izquierda. Las cuáles eran, el cuarto de su hermano, el pequeño bañó y su cuarto.

El lugar no era de lo mejor, pero vivir allí desde que tenía 8, le había ayudado para darle cierto toque de hogar.

Claro que dos omegas viviendo solos era un gran peligro. Pero Peter era un guerrero y al fin de cuentas, siempre estuvieron solos.

Cuando su hermano volvió del departamento de al lado, la miró. Listo para la inevitable charla.

Wanda trago saliva.

- ¿Cómo lograste que nos dejarán ir? - preguntó.

- ese es mi asunto - corto su hermano y Wanda rodó los ojos, cansada de que Peter le contara lo justo y necesario.

- vale - susurro - lamento que eso haya ocurrido.- se disculpó.

Peter se cruzó de brazos.

- si, eso lo arregla todo Wanda - respondió. Esta se mordió el labio inferior. - esto, que has hecho es lo más inresponsable hasta la fecha. ¿Que te hubiese pasado si Barry no me hubiera dicho?. Eh.

- yo...

- ¡tendría que estar buscándote en cada esquina de las Vegas! - gritó. - ¿Que estabas pensando?.

- yo... Solo quería divertirme un poco - susurro.

Peter cerró la boca, inmensamente decepcionado por la respuesta.

- pensé que había echo un mejor trabajo - susurro, verdaderamente herido.

- y lo hiciste - defendió enseguida Wanda.

Peter negó. Mirando el suelo.

- yo... Después de lo de mamá - comenzó, tragando sus lágrimas y levantando la mirada - después de lo de mamá, pensé que... - tomó aire, para darse la fuerza suficiente - pensé que había quedado claro lo que la droga hacé.

Wanda limpió algunas lágrimas que se le habían escapado.

- lo siento, yo pensé que sería divertido - se disculpó, mirando a su hermano con pena.

Peter asintió, dando por terminada la conversación.

- ok - respondió.

Wanda se mordió el labio, mientras lloraba. La mención de su madre siempre lograba tocar una fibra sensible en ellos y la actitud, pasiva- agresiva de su hermano, no ayudaba en nada.

Sobretodo cuando podía ver la gran decepción en sus ojos.

- Peter - llamó, cual niña y este negó, tomando su abrigo. - hablemos - pidió.

- tengo que ir al trabajo - respondió cerrando la puerta tras de el.

No hubo nada más, ni gritos, ni castigos. Nada.

Solo Wanda, quedando sola en el departamento, sintiéndo frío. Y ese aplastante silencio.

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Caundo Peter llegó al bar no dijo ni una palabra. El solo tomó su delantal, ajustándolo a su cintura y ato su cabello.

Charles lo miró atentó, viendo como el peli-platiado se disponía a barrer.

Tomó aire, disponiéndose a lustrar las copas, para sacarles brilló. Hasta que escucha los pasos de su empleado dirigirse a la parte trasera.

Unos momentos después lo escucho volver. Al levantar la mirada lo vio trapear con odió.

Si, algo iba mal.

-¿Sucedió algo Peter? - preguntó al joven, que por lo general era más amable.

Este se detuvo remojando el trapeador.

- nada. - se limitó a contestar.

Charles asintió, no muy convencido, al verlo escurrir el trapeador con ira. Con un movimiento violento lo planto en el piso y comenzó a trapear nuevamente.

Hasta que con un movimiento brusco volcó el balde.

Charles lo tomó como su señal para aparecer. Saliendo de la barra y acercándose al omega que maldecía.

Se agachó a su lado y tocó su hombro.

- lo siento - se disculpó - lo limpiare enseguida.

- no - negó con firmeza - primero quiero que te calmes. - Peter lo miro ya derrotado, mientras Charles se enderezaba. - ahora ve a sentarte, mientras preparo té. - indicó alejándose.

- pero ya hay que abrir - protestó el peli-platiado.

- es mí negocio y digo que hoy abriremos más tarde. - respondió el castaño, desde la parte de atrás.

El peli-platiado suspiro. Tomando asiento en una de las mesas del bar y pasando su mano por su cara.

- por Odín - susurro bajito, cansado.

- si no te conociera diría que tienes treinta - anuncio Charles, limpiando sus manos con un trapo.

Peter apartó las manos de su cara, solo un poco, lo suficiente como para ver a uno de sus jefes.

-¿Por qué? - preguntó.

- por tu cara - respondió tomando  asiento a su lado - por tu humor - siguió y Peter le sonrió un poco, mientras apoyaba los brazos en la mesa. - por el peso que cargas en tus hombros. - finalizó.

Logrando que la sonrisa de Peter se fuera, mostrando la expresión cansada que tenía, cuando nadie lo veía.

- no se cuánto pueda seguir - admitió entonces, mirando la madera.

- ¿Que sucedió? - preguntó el castaño, compresivo.

- Wanda - respondió.

- ¿Algún alfa?.

Peter hizo mueca.

- ojalá fuera algo tan sencillo como eso. - susurro - ella... Ella a estado comprando rocas, con el dinero que le doy para el almuerzo. - Charles lo miro realmente sorprendido y entristecido por eso. - lo cual no es mucho, por eso se metió en un problema de deuda.

- ¿Ella está bien? - preguntó el Omega asustado.

- si, la he sacado del lío - susurro, poniéndose de pie cuando escucho la tetera silbar.

- ¿No te habrás metido en uno tu, verdad? - pregunto, dando la vuelta en su asiento.

Peter detuvo sus pasos, guardando silencio.

- no - respondió, retomando el camino.

Mientras Charles se quedaba con un mal sabor de boca ante ese 'no'.

Merced.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora