|Capítulo 23|La despedida.

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Cogimos el tren y no tardamos más de 45 minutos en llegar a casa, la vuelta no se por qué fue más rápida que la ida. Por suerte, no nos encontramos a nadie por el camino. Entramos a casa y fuimos directamente a la ducha, Jesús y yo nos metimos juntos (sin quitarnos el bañador) era un poco raro, pero ya que era su último día con nosotras en mucho tiempo accedí a su propuesta de ducharnos juntos con el bañador. Estábamos los dos metidos en la ducha, el agua recorría cada rincón de nuestro cuerpo mientras nos besábamos, era muy bonito y a la vez divertido.

-¡Se me ha metido el champú en los ojos! -dijo Jesús.

-¿A ver? -dije a la vez que le quitaba los restos de jabón que rodeaban su ojo.

-Gracias -dijo sonriente.

Terminamos de ducharnos y yo envolví una toalla en mi pelo mojado, trás hacer esto, Jesús se rió.

-¿De qué te ríes? -pregunté.

-Estas muy graciosa con la toalla así -me dijo.

-¿Gracias? -dije sarcástica.

-¿Sabes que te quiero?

-Sí.

-¿Sabes cuanto? -dijo mirándome seriamente.

-Sí, no mas que yo -contesté.

Él se acercó a mi muy serio, me agarró de la cintura y me besó, admito que al principio me asustó ya que se acercó muy serio hacia mi y sus ojos estaban muy oscuros.

-No, yo te quiero muchísimo más -dijo.

No contesté nada, solo me límite a sonreír y besarle, pero llegó la hora de vestirnos. Mierda. Obviamente no me podía poner el pijama con el bikini mojado, teníamos la ropa en el baño pero no sabía si tenía la confianza de poder cambiarme delante de él así que le dije.

-Mira, yo no te miro si tu no me miras ¿vale?, nos cambiamos de espaldas y ninguno se gira hasta que acabemos los dos.

-A mi me da igual que me veas -contestó tímido.

-A mi no -dije un tanto borde.

-Vale, no importa -contestó a la vez que se giraba.

Ya estábamos los dos de espaldas el uno al otro y nos cambiamos, a decir verdad, yo tardé un poco más que Jesús en cambiarme, pero el no se giró y me alegro de ello, sé que puedo confiar en él. Salimos del baño y fuimos a la cocina, a mi me apetecía beberme un vaso de leche con nesquik, ví a Bea como entraba al baño con Dani y le eché una mirada de ¨tenemos que hablar¨ ya que, teníamos que contarnos todo lo que pasó en la warner y eso... Ella me giñó un ojo en señal de ¨no lo dudes¨ Sí, Bea y yo tenemos nuestro lenguaje con señas. Jesús me miró un poco extrañado ya que no entendía lo que pasaba, yo solo le sonreí y le serví su leche, y juntos ¨cenamos¨ por así decírlo, Bea y Dani seguían en la ducha, así que, Jesús y yo nos fuimos a dormir. 

-Buenas noches mundo -me dijo Jesús.

-¿Mundo? -pregunté.

-Sí, tú eres mi mundo.

-¿Cómo la Tierra? - pregunté con picardía.

-Sí -contestó extrañado.

-O sea que ¿Estoy gorda? ¿Soy una bola como la Tierra? ¿Estoy perdida en el universo y contaminada? -dije burlante.

 -¡NOOOOOOOO! -Contestó- Me refería a que eres mi todo.

-Aaah vale -dije riéndome.

Nos unimos en un largo y profundo beso que contenía risas y mordiscos en los labios. Finalmente, caímos en un profundo sueño, abrazados.

A la mañana siguiente, eran las 9:30 y nos levantamos, Jesús hizo su maleta, y Dani también, su tren salía a las 10:30 así que digamos que no nos sobraba tiempo. Desayunamos unos cereales y salimos de casa, llegamos a la estación a las 10:22 y aún nos quedaron 8 minutos para despedirnos. Bea se fue junto a Dani y yo junto a Jesús.

-No quiero que te vallas -dije comenzando un llanto.

-Nos volveremos a ver pronto, créeme -dijo secándo mis lágrimas- No te quiero ver triste, quiero que sonrías y estés bien aun que yo no esté ¿vale?.

Agaché la cabeza, no podía decir nada, sabía que lloraría, no lo iba a poder evitar, le iba a echar muchísimo de menos.

-Prométemelo -dijo Jesús.

-Solo si tú me prometes lo mismo -le dije.

-Esta bien -dije sonriéndome.

En tren de camino a Mairena de Aljarafe, Sevilla ya había llegado. Jesús me besó y cuando estaba a punto de subirse agarré su brazo y le dí mi preciado diario, donde lo escribía todo, toda mi vida estaba ahí, mis secretos, mis pensamientos...

-Por favor, llévalo contigo y léelo, es lo más preciado que tengo, a parte de tí, quiero que lo cuides bien ¿vale? -dije mientras una lágrima recorría mi mejilla.

-Lo cuidaré como a mi propia vida -me contestó.

Nos dimos un último abrazo y un beso y se subió al tren. Adiós a mi vida, adiós a mi mundo... En tren no tardó en ponerse en marcha, y Bea y yo corrimos trás el despidiéndonos con la mano. Ellos hacían lo mismo desde dentro del tren.

Abracé a Bea y no pude evitar llorar, ella también lloró.

-Todo esta bien -me dijo para tranquilizarme.

-No, nada esta bien... Le he prometido que no estaría mal y... Miráme, ya estoy llorando....

-Ahora es normal que llores... Si no, serías una insensible.

-Tienes razón -dije secándo mis lágrimas.

-Bueno, nos queda un largo viaje hasta a casa y tengo muchísimas cosas que contarte y tu a mi también, ¿no?

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Ueee este capítulo esta escrito gracias a Paula, mi chocolatitoo :33 que me ha petado el whá :¨)

Besitoooos de chocoolate y no olovideis darle a la estrellita (☆★) y comentad si os a gustaado♡.

Un Verano Fantástico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora