Capitulo 4

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           Cuatro años después.

Felíz cumpleaños a ti
Felíz cumpleaños a ti
Felíz cumpleaños querido, Danny
Felíz cumpleaños  ti.

—Sopla las velas, amor —pidió Amanda entusiasmada. Soplé las velas y ella me abrazó—. Felices diecisiete.

—Gracias, Amanda —besé su mejilla y acontinuación comimos el pequeño pastel.

—No puedo creerlo —suspiró ella  sonriendo.

—¿Qué? —pegunté contagiandome de su sonrisa.

—Pues que seamos novios. Me alegra mucho que por fin estemos juntos. Desde que te conocí fué lo mejor que me pasó.

—¿Aun que te hayan rechazado en secundaria por estar con un becado?

—Aún así —respondió llenandome de besos.

—¿Sabes una cosa? —ella giró para verme—. De pequeño nunca entendí por qué Raúl me molestaba tanto, y ahora sé que fué porque yo era un becado. No puedo creerlo.

—Ni yo. No sabes el corage que me dió ver cuando te golpeó esa vez que nos conocimos.

—Pero yo me defendí bien.

—Am... si, claro.

Respondió con sarcasmo mirando hacia otra parte mientras se llevaba un pedazo de pastel a la boca. Yo la miré entrecerrando los ojos y cuando ella lo notó comenzó a reír.

Recordé ese día. Cuando Amanda me defendió y me llevo hasta la enfermería. Y como después de llegar a casa Raul, Enrique y Tomas me siguieron para golpearmne, sino fuera por...

—Amor.

—¿si?

—¿Que te parece si vamos al boliche para festejar tu cumpleaños?

—No lo sé. Mi mamá dijo que me preparó una sorpresa y...

—Tranquilo, yo entiendo —repusó ella algo decepcionada—. Oye, ya no me contaste.

—¿Qué paso con el libro de tu mamá?

—Pues en eso esta. Sigue editando y editando para la siguiente parte.

—Ay, que bueno porque yo no puedo más con la intriga necesito saber que pasa con los personajes. No te rías. Es en serio.

No entendía por qué tanto entusiasmo por los libros. La verdad es que de pequeño nunca me gustaron, claro, nunca tomé uno, pero sigo sin el interés de leer alguno de esos aburridos libros que mamá tiene en la sala. Pero parecía que Amanda deboraba una tras otra novela de amor y de ahí no paraba.
Aún no sé como se dieron las cosas. Amanda y yo estabamos saliendo. Eramos tan diferentes pero aún así me gustaba estar con ella. Era bonita, inteligente, educada y vaya que no había de mencionar que mi madre estaba encantada con ella. Mi madre decía que era la mujer perfecta para mi.

Ofelia.

No sé por qué de pronto se me viene a la mente Ofelia. Ya tenía mucho que no nos veíamos. Con ella las cosas cambiaron demasiado de un momento a otro. Ahora que lo pienso era bastante extraño. Los ultimos día antes de dejar de vernos ella se quedaba a dormir en mi habitación, claro, yo seguía durmiendo en el suelo por respeto. Por supuesto que mi madre jamas se dió cuenta, yo tenía cuidado y por la mañana, Ofelia se iba sin darme cuenta. Una vez le pregunté por qué se quedaba a dormir en mi casa y ella evadió mi pregunta sacando otro tema. El misterio de su familia seguía carcomiendome. Luego de unos días ella comenzó a cambiar. Ya no era la misma chica linda que brincaba de emoción por cualquier cosa. Era como si su luz se hubiera apagado y por más que le preguntará que le ocurría ella terminaba aguantando las ganas de llorar y ponía una sonrisa hablando de temas incoherentes. La conocía bastante bien para saber cada uno de sus gestos pero, en todo ese tiempo, nunca me dejo saber sobre su familia, sobre sus problemas, sus amigos, sus miedos, sus alegrías. La ultima noche lloró reprimiendo sollozos. La abracé durante toda la noche sin saber como consolarla. Se veía tan frágil. Me dolió verla así y más aún, me dolió cuando desperte, y ella se había ido sin decir nada. Asi como otras veces, solo que desde entonces, nunca la volví a ver.


—Ya casi llegamos, Danny —anunció Amanda sacandome de mis pensamientos.

Al salir del auto noté como iban cayendo gotitas de lluvia. Caminé en dirección a la casa, no sin antes despedirme de mi novia. Caminé solo hacia esa casa de madera que desde niño siempre me pareció aburrida. Recuerdo que Ofelia solía recibirme tratando de asustarme. En verdad desearía volver a verla otra vez.
Toqué a la puerta la cual estaba abierta. Me pregunté si algo malo habría pasado. Todo estaba obscuro.

Ofelia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora