Los días pasaron lentamente sin mucha diferencia a los anteriores. Seguía quedandome en casa de mi amiga de vez en cuando y pocas veces yo iba a la mía. Muy pocas veces.
Había estado buscando trabajo en distintos lugares. La mayoría estaban lejos de casa y el horario era absorbente. Un día de esos me volví a encontrar a Elena en el mismo lugar en el que nos habíamos visto la última vez. Resulta que visitaba esa cafetería a diario por el internet, ya que en su casa no la dejaban usarlo porque sus padres lo consideraban una perdida de tiempo. Ella trabajaba en un lugar del que su padre era dueño y decidió ayudarme a conseguir trabajo. Habló con él convenciendolo de que me diera el empleo y después de tanto, aceptó. Era un lugar de juegos extremos. Teníamos que hacernos cargo de entregar las cosas que las personas usarían, como: patines, guantes, cascos, etc. Limpiar el mostrador con los objetos en venta y cosas así. Solía ir con mis amigos de vez en cuando a divertirnos, pero ya hacía bastante tiempo que no pasabamos por ahí.
Era martes. No había mucha gente el día de hoy por lo que casi nadie se acercaba a nosotros. Mi compañera decía que normalmente entre semana el lugar estaba más tranquilo.
-¿Que opinas? -preguntó mientras sacaba un par de patines y se los entregaba al padre del niño.
-Me gusta. Es divertido. Te entretienes con las cosas que los demás hacen...
Ella rió cuando vio a un chico en patines gateando para llegar a la pista.
-Sí, es muy entretenido -admitió.
Estabamos riendo por las caídas de los demás. Cuando de pronto, ella dejó de reír. Vi que se quitaba los anteojos rápidamente y los ocultaba bajo el mostrador. Con sus manos trataba de peinar su cabello. No lo entendía hasta que vi a Dylan y Ofelia llegando al lugar. Espere ver al resto pero venían solos.
Quisé ir hasta ellos y preguntar por qué diablos estaban aquí juntos, pero me detuve. ¿Por qué haría eso? A mi no me incumbe. No debería importarme.
Ambos se acercaron. Dylan estaba relajado como siempre pero Ofelia se tensó un poco al verme. Evadió mi mirada.-Amigo, no sabía que estarías aquí.
-Aquí trabajo. Eso ya lo sabías -contesté entre-dientes. Mire a Ofelia detras de él una vez más. Tenía la mirada hacia otro lado y decidí ignorarla también.
-¿Q-qué qué necesitan? -preguntó Elena titubeando.
-Patines -respondió Dylan y ella se los entregó porque yo no podía reaccionar. Tropezó con algunas cajas antes de llegar a ellos y entregar los patines.
¿Acaso ahora estaba con Dylan? No podía creerlo. Ella había dicho que no se metería con él y sin embargo, aquí estaban. En cuanto se fueron vi como ella lo jalaba del brazo en dirección contraría a la pista pero él se negó y la llevo hasta allá. Elena buscaba sus anteojos por debajo del mostrador color vino y estos, cayeron al suelo al no poder ver. Me agaché para luego darselos y me agradeció. Le gustaba Dylan y recien me daba cuenta de eso o recientemente ella se sentía diferente cuando lo veía.
-No necesitas hacer eso para gustarle.
-¿Qué? -se sorprendió al escuchar lo que dije.
-No necesitas cambiar tu apariencia para gustarle a Dylan -ella se alarmó
-. Tranquila, no dire nada.-¿Tan obvia soy?
-Un poco... demasiado. Pero no te preocupes. Él es muy despistado y no se daría cuenta.
-La chica con la que va... -dijo al enfocar su mirada hacia ellos mientras acomodaba sus anteojos-. Es tu amiga, ¿no? -yo asentí. Sí, creo que aún somos amigos-. ¿Sale con ella?
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Ofelia.
RomantizmPara Daniel, uno de los colores más deprimentes y sombriós era el color azul. Para Ofelia, uno de los colores más bonitos y llenos de esperanza era el color azul. Daniel creía que nunca nadie lo haría cambiar su opinon respecto al color, pero cuan...