Caminabamos por el parque pisando las hojas secas de los arboles. Este lugar me recordaba un poco al bosque en el que caminaba para llegar a casa de Daniel cuando era pequeña. Ahora que lo pienso me parece una locura ¿como fue que no me ocurrió algún accidente mientras andaba por ahí? Me podría haber mordido alguna clase de animal venenoso o que se yo. De cualquier forma, puede que el bosque y este parque solo se parecieran por la cantidad de arboles que había, porque en sus diferencias estaba que este lugar tenía a niños jugando, animales, algunos juegos, comida deliciosa que me moría por probar. Esto era nuevo para mí. Nunca antes había venido a un parque. Sentí la emoción de un niño pequeño. No pude evitar sonreír y correr hasta donde estaban unas paletas coloridas. Había montones de globos sujetados por una señora de edad avanzada. Burbujas flotando y siendo reventadas por los niños. Todo era muy colorido. Algo que no había tenido la oportunidad de conocer hasta ahora.
-¿Quieres algodón de azucar? -preguntó Daniel tomandome de la mano.
-¿Qué es eso? -cuestioné emocionada.
-Bueno, es azucar de color...-paró un momento pensando en cómo continuar- mejor velo tu misma. Esperame aquí.
Yo acentí en lo que miraba la variedad de dulces que había en un puesto. Me había sentido nerviosa de lo que fuera a ocurrir hoy, pero hasta ahora todo marchaba bien. Sus amigos llegarían en algún momento pero por alguna razón me había olvidado de eso. Sin pasar demasiado tiempo, Daniel volvió con el algodón de azucar.
-Traje solo uno porque es demasiada azucar -explico mientras le quitaba la bolsa plastica de encima.
Tome un poco de aquel extraño dulce. Era demasiado suave como un algodón. Lo separe en pedazos pequeños y los metí a mi boca. Ahí se consumieron en mi lengua apenas la tocaron. Por su apariencia llegué a creer que tendría un sabor más rico pero aún así no estaba mal. Seguimos caminando. El parque era muy grande. Llevaba a Daniel de la mano y pasabamos de un lugar a otro tratando de conocer todo lo que pudiera.
Nos sentamos en el pasto por unos momentos a descansar.
Su celular comenzo a sonar y entonces lo saco de su bolsillo para mirarlo unos segundos y después escribir en el. Daniel me explicó que sus amigos ya habían llegado y se dirigian hacia donde estabamos.-No quiero que te sientas incómoda. Mira, sé que si los conoces te caeran muy bien. Son buenas personas y ellos, por dios, te van a amar.
-¿De verdad crees eso?
-Por supuesto. Eres la chica más linda y divertida que he conocido.
-Esta bien. Con eso me has convencido -respondí yo cubriendo con mis mejillas sonrojadas.
Un grupo de chicos se acercaba hacia nosotros y nos pusimos de pie. Había tres chicos y dos chicas sonriendo ampliamente. De pronto me sentí más pequeña de lo que era y Daniel me tomó del hombro viendome con esa mirada que me decía que todo estaría bien. Solte discretamente el aire contenido y me presentó a cada uno. Primero a Fernando, un chico de agradable sonrisa y notable pelo negro que resaltaba gracias a su piel de tez clara. Seguido de Dylan, cabello castaño de una altura casi igual a la de Daniel. Luego estaba Mariana de cabello negro largo que no se distingia si era lacio u ondulado. Era la que más emocionada se veía. La siguiente persona por alguna razón ya suponía de quien se trataba. Daniel me la había descrito desde que eramos niños. Amanda y yo nos saludamos. Ella me dio un abrazo diciendo lo encantada que estaba de conocerme. Era una chica de cabello castaño lacio, aunque Daniel me había mencionado que antes ella llevaba rizos. Sus ojos eran color miel y era un poco más alta que yo. Finalmente me presentó a Jorge quien era el más alto de todos. Era un chico atractivo de piel morena y muy símpatico.
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Ofelia.
RomancePara Daniel, uno de los colores más deprimentes y sombriós era el color azul. Para Ofelia, uno de los colores más bonitos y llenos de esperanza era el color azul. Daniel creía que nunca nadie lo haría cambiar su opinon respecto al color, pero cuan...