Daniel
Ella me rodeaba el cuello con sus brazos. Baje ambas manos a su cintura acercandola más a mi mientras seguiamos con el beso. Por alguna razón mi mente estaba en otro lado. Un poco de culpa llegó y luego de unos minutos nos separamos por unos cuantos centimetros. Miré el rostro de Amanda con sus mejillas un poco sonrosadas y una dulce mirada de su parte.
—Ya se acerca la fiesta y no hemos decidido los disfraces —dijo con un puchero.
—Lo sé, no he tenido tiempo ni de pensarlo —confesé.
El trabajo que había tenido desde hace meses, exactamente hoy, tuve que renunciar. Ya estaba teniendo muchos problemas con el nuevo empleado y como había preferencias para él, ya que era sobrino del encargado, las cosas acabaron mal.
También había estado pensando a que lugar y Universidad me iría luego de terminar la Preparatoria. Aún no sabía que estudiar y de verdad necesitaba decirdirme ya, pues en el colegio no paraban de hablar de eso y mi madre no dejaba de presionarme. Ella había estado estresada todo este tiempo que ya casi no la veía por la casa y cuando llegaba siempre venía de mal humor. Usualmente terminabamos discutiendo por algo tan pequeño. Me sentía muy estresado cada que llegaba que lo unico que hacía era ya no estar ahí.—Sí, has estado muy ocupado desde que llego tu amiguita —respondió ella cruzandose de brazos y recargandose en la puerta de su casa—. Ya casi no pasamos tiempo juntos.
También estaba Ofelia. Ya tenía días que me estaba evitando desde esa vez que fuimos al mirador. Las cosas se tornaban algo extrañas cuando estabamos juntos. Todo cambiaba poco a poco entre ella y yo.
—Perdón —dije sin saber como continuar.
Sólo no lograba sacarla de mi mente. Extrañaba todo de ella. Aún no olvidaba esa noche. No sabía si era por lo que había bebido, que no fue demasiado, pero definitivamente estuvo mal. No tuve control sobre mi. Lo único que quería era hablar y saber lo que pasó, saber por qué me estaba evitando pero las cosas fueron tomando otro rumbo cuando la vi. Si no fuera porque Amanda llegó, no sé que hubiera pasado.
—Como sea —bufó ella dandome mi sudadera negra. La tomé de la mano antes de que entrara.
—Lo siento, ¿si? Ella es mi amiga desde hace años y sí, la extrañé mucho. Pero también sabes como estan las cosas en mi casa y mi trabajo. Hoy tuve que renunciar. Tengo que buscar otro empleo. Las cosas son más complicadas ahora y eso me tiene estresado. No es solo por ella —dije honestamente.
—Espero, de verdad, que sea por eso.
—Sabes que no...
—...La ves así —completó—. Sí, si. Es tu hermanita pequeña —rodó con los ojos—. Pero es una chica y tú —continuó mientras rozaba mi nariz con la suya—. Eres el chico más guapo que alguien podría conocer. No dudo que en algún momento ella se de cuenta.
—Sólo somos amigos.
—Aún así, no puedo ignorar mis celos —respondió separandose unos centimetros.
—Ya, ven aquí —hablé tomandola de las manos y acercandola a mi.
Al llegar a casa de Fernando y Mariana, bajé las escaleras al cuarto de televisión y alcancé a escuchar un poco de lo que decía Mariana luego de soltar un golpe que resonó en toda la habitación.
—Te dije que no lo hicieras, gran hijo de...—paró al verme llegar. Dylan tenía el rostro contraido en un rincón del sofá.
—¿Qué pasa? —pregunté yo sin entender la escena.
ESTÁS LEYENDO
Ofelia.
RomancePara Daniel, uno de los colores más deprimentes y sombriós era el color azul. Para Ofelia, uno de los colores más bonitos y llenos de esperanza era el color azul. Daniel creía que nunca nadie lo haría cambiar su opinon respecto al color, pero cuan...