Capítulo 5: Sorpresas

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Nos dimos cuenta de que Lukas y Kevin se encontraban inconscientes y estaban tirados en el piso de la sala sangrando un poco, nos acercamos apresurados para saber que pasó, buscamos agua para echarse la en la cara a ambos y estos se despertaran, al despertarse Eduardo los reviso para ver de donde provenía el sangrado, el sangrado venia de la parte de atrás de la cabeza y al parecer hace poco que había comenzado el sangrado, ellos estaban mareados debido a la perdida de sangre, esperamos a que estos mejoraran, pasaron 40 minutos para que ellos pudieran relatar lo sucedido.

-¿Qué les pasó? ¿Por qué se encontraban en esas condiciones? ¿Dónde está José? -pregunta Aurixana angustiada.

-José... José hizo todo esto y huyó con el bolso donde teníamos la comida y uno de los tres bolsos de armas, Kevin y yo nos encontrábamos dormidos cuando él nos golpeo con una de las armas en la cabeza haciendo que quedáramos inconscientes. -dice Lukas.

-Ese desgraciado. -dice Gabriel.

-Ahora no tenemos comida ni nada que beber. -dice Eduardo.

-Eso es lo de menos, podemos volver por más cosas al mini mercado, pero las armas... -dice James.

-Tenemos dos bolsos llenos aun, así que tampoco importa, busquemos un bolso y vayamos por más comida para seguir con el viaje. -digo tratando de animar al grupo.

-Tienes razón, debemos ir al mini mercado, llenar nuestros bolsos y después buscar un carro para llegar al campo de refugiados. -comenta María.

Todos salimos de la casa en la que nos habíamos hospedado y nos pusimos en camino al mini mercado, al entrar hicimos lo misma que la vez pasada, algunos se quedaron a cuidar la salida y los demás fuimos a buscar cosas para el viaje. Llenamos dos bolsos con comida y bebidas de todo tipo, decidimos ir a por cuchillos ya que habían situaciones en las que teníamos que ser cautelosos al matar un caminante y con un arma de fuego no seríamos tan cautelosos, claro al menos de que esta tenga silenciador.

-Bueno es hora de irnos. -le digo al grupo.

-¿Chris no olvidas algo? -pregunta María.

-Claro que no. -digo sacando un collar de oro que había tomado en camino hacia el mini mercado. ¿Pensaste que había olvidado tu cumpleaños Aurixana? -le pregunto colocándole el collar para después abrazarla.

Todos la felicitamos y poco después salimos del mini mercado para seguir con nuestro camino. En el camino estábamos contando cuentos de como era nuestra vida antes de que todo esto pasara, nos divertíamos, reíamos, como si nada de esto hubiese pasado, llevábamos caminando como por 1 hora y media hasta que nos encontramos una camioneta en buen estado y para nuestra sorpresa esta tenia las llaves puestas, montamos nuestros bolsos en la camioneta y después subimos yo decidí manejar, y después arrancamos y seguimos con nuestro camino, todo iba bien hasta que cuando estábamos a mitad de camino para llegar al centro de refugiados la camioneta comienza a fallar, y después se apaga, bajamos a revisar que le había pasado, al parecer la batería se había descargado, así que decidimos caminar hasta llegar al centro de refugiados, hasta que nos damos cuenta que una horda de caminantes se esta acercando hacia donde nosotros estábamos, decidimos adentrarnos más hacia el bosque para evitar encontrarnos con estos, en el camino nos encontramos a varios caminantes pero solo le clavamos los cuchillos en la cabeza y ellos caían, cada vez era mas fácil matarlos.

Seguimos caminando por mucho tiempo hasta que decidimos parar un momento a comer y beber algo debido a que estábamos exhaustos, preparamos unos sándwichs y tomamos algunos refrescos que teníamos en uno de los bolsos, después seguimos caminando hasta llegar a un gran portón tocamos varias veces para ver si había alguien dentro, pero no recibimos respuesta alguna, así que ayude a Gabriel a subir para que él se asomara por encima del portón, después de haber visto Gabriel bajo y.

-No puede ser, este lugar esta lleno de caminantes. -dijo Gabriel.

-¿Ahora que haremos? -pregunta Aurixana preocupada.

-Podemos matar a los caminantes. -dice Lukas.

-Si, podemos hacerlo, tenemos suficientes armas y balas. -dice Eduardo.

-Hay alrededor de 19 caminantes dentro. -comenta Gabriel.

-Si podemos, preparen las armas. -digo tomando un rifle y recargándolo.

Recargamos las armas que íbamos a utilizar y poco después de uno en uno saltamos el portón que nos separaba del centro de refugiados, al estar todos dentro, los caminantes empezaron a caminar hacia nosotros, empezamos ir matando uno por uno tratando de ahorrar balas con disparos certeros en la cabeza, el número de caminantes fue descendiendo lentamente hasta que ya solo quedaban 4 caminantes, a estos los matamos con los cuchillos para no malgastar balas, empezamos a revisar los edificios para ver si hallábamos sobrevivientes. En cuatro de los cinco no encontramos nada ni a nadie solo a más caminantes. Solo nos faltaba el quinto y último edificio por revisar, en la entrada conseguimos a cuatro caminantes alimentándose de un cuerpo que al parecer era de un niño, María al observar esta perturbadora escena queda espantada y se tapa la boca para evitar gritar; comenzamos a revisar cada habitación hasta llegar a la última, en esta encontramos a dos chicos y a una chica. El primero era asiático y de estatura media, su tono de piel era blanca pálida, cabello blanco y ojos negros. El segundo era un chico alto, con cabello corto color negro intenso y con un tono de piel morena, y ojos de color café claro, y la chica, era baja, con cabello largo hasta la cintura color castaño claro, con ojos de color verde, y tono de piel morena.

-¿Cómo están? ¿Qué pasó aquí? ¿Cómo se llaman? -les pregunto.

-Estamos bien, un hombre de repente se volvió loco y empezó a atacar a las personas que se encontraban aquí, en este lugar vivíamos alrededor de 30 personas, todas murieron, todas excepto nosotros, yo me llamo Suga, él es Jackson y la chica se llama Nancy. -dice el chico con ojos negros.

-Yo me llamo Christian,pero me pueden decir Chris, él es James, ella es Aurixana, él es Gabriel, ella es María, Kevin, Marco y por último Lukas. -les digo a ellos.

-Salgamos de aquí, tenemos mucho que hacer. -dice María.

-No podemos bajar el patio está lleno de esas cosas. -dice Suga.

-Ya matamos a todos los caminantes que habían abajo y en los otros edificios, ¿No escucharon los disparos? -pregunta Marco.

-Vaya, no escuchamos nada, ¿Caminantes? -pregunta Jackson.

-Es el nombre que le dimos a esas cosas. -dice Eduardo.

-¿Ahora que ya nos conocemos nos pueden ayudar a limpiar este lugar? -pregunta Lukas.

-Esta bien, ustedes nos ayudaron y ahora nos toca ayudarlos. -dice Nancy.

Todos bajamos a limpiar ese lugar, estuvimos sacando cuerpos hasta el anochecer, todos estábamos en una de las casas brindando con un poco de vino que habíamos tomado en el mini mercado por el cumpleaños de Aurixana y porque ya teníamos un lugar estable donde vivir por estos días tan peligrosos que se aproximaban. Esa noche Eduardo y James hicieron guardia y todos decidimos dormir en la misma casa, era la segunda noche que pasaba desde que todo esto había comenzado y todos sabíamos que no siempre tendríamos un lugar seguro donde dormir, comida, agua, así que teníamos que disfrutar al máximo los momentos que vivíamos hasta ahora y protegernos nos unos a los otros como una familia.

Caminando Entre Muertos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora