Capítulo 3: Adiós

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—A Diego... A Diego lo mordieron y desde entonces él tiene fiebre muy alta y no le quiere bajar. —dice María preocupada—.

—¡No porque! —grita Eduardo poniéndose de rodillas en el piso llorando—.

—¿Qué pasa? ¿por qué lloras? —pregunta María confundida ante la reacción de Eduardo—. Solo fue mordido.

—Es que al ser mordido estas destinado a ser un caminante. —dice Aurixana con lágrimas en los ojos—.

—¿Caminante? —pregunta María confundida y asustada—.

—Es el nombre que le pusimos a esas cosas. —digo con la voz quebrantada y con lágrimas en los ojos—.

—¿Eso significa que Diego va a morir? —dice James mientras ve a Diego—.

—Si, ¿cómo y cuándo lo mordieron? —pregunto sentándome en una de las sillas—.

—Fue poco después de que James llegara, alguien golpeaba la puerta y Diego fue a abrir la puerta entonces un caminante se le lanzó encima y este lo mordió en el brazo poco después James tomo una silla y la uso para golpear el caminante, el caminante no murió hasta que James lo golpeo con fuerza en la cabeza haciendo que esta se quebrara. —dice María llorando y acariciando le el cabello a Diego—.

Gabriel, Lukas y los demás que se encontraban en la cafetería con nosotros salieron dejándonos solos con Diego. Todos estábamos llorando, y en un momento María se da cuenta de que Diego había dejado de respirar.

—¡Diego no esta respirando! —dice María llorando—.

—No te vayas Diego, no ahora. —dice Eduardo mientras trata de reanimar a Diego—.

Aurixana, María y yo estábamos llorando por el estado en el que se encontraba nuestro amigo, entonces Eduardo le toma el pulso a Diego y.

—Ya no tiene pulso a muerto. —dice Eduardo mientras se sentaba en una de las sillas y lloraba en silencio—.

Todos estábamos llorando por la muerte de nuestro amigo y nos dimos cuenta que en este nuevo mundo las muertes se iban a convertir en algo más común de lo normal.

Poco después de la muerte de nuestro amigo, Diego empieza a moverse entonces todos nos acercamos a él y nos dimos cuenta que ya no era nuestro amigo, Diego ahora tenía la mirada perdida al igual que los caminantes, fue entonces que todos nos alejamos de Diego y salimos de la cafetería para hablar con los demás e informarles sobre la situación, todos estábamos tristes mientras íbamos a buscar a los demás, al llegar al salón donde estos se encontraban y al entrar les avisamos sobre la muerte de Diego.

—Chicos, Diego acaba de morir y se ha convertido en un caminante. —le digo al resto del grupo—.

—Bueno entonces tenemos que deshacernos de él. —dice la chica del grupo—.

—¡No puedes hacer eso él es nuestro amigo! —grita María molesta y triste—.

—Lo siento María, pero él ya no es su amigo, ahora se ha convertido en un caminante. —dice el chico con gorra y lentes—.

—¡No, no lo pueden matar como si nada! —dice María aun molesta y triste—.

—María tienen razón, él ya no es nuestro amigo, ahora es un caminante, no podemos dejarlo sufrir de esa forma, lo mejor sería dejarlo descansar en paz. —digo tratando de hacer reaccionar a María—.

—Esta bien... eso sería lo mejor para él, disculpen me por la forma en la que reaccione. —dice María disculpándose con todos—.

Todos nos dirigimos hacia la cafetería para terminar con la vida de Diego para que él descansara en paz. Al llegar a la cafetería tomé un pedazo de hierro bastante puntiagudo para atravesar la cabeza de Diego y terminar con su vida, al entrar Diego estaba deambulando por toda la cafetería al notar nuestra presencia este empezó a caminar hacia nosotros y fue entonces cuando me le acerqué y le clave el pedazo de hierro en la cabeza.

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