Capítulo 25: Reencuentro.

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-Chris... -dice Steffany. -Beth... Ella... Está fuera de peligro.

Sonreí a más no poder, abracé a Steffany y le agradecí, al soltarla me giré y le di un beso a Aurixana, luego la abracé. Estaba felíz, ya podía relajarme, solté a Aurixana y volví a mirar a Steffany.

-Muchas gracias, Steffany. -dije.

-Solo hice lo que tenía que hacer. -dijo tomando asiento junto a Gabriel. -Puedes ir a verla si quieres, despertó unos minutos antes de que yo bajara.

-Iré enseguida.

Al terminar de decir eso sentí como Aurixana me tomaba de la mano y entrelazaba nuestros dedos, yo la miré y ella se encontraba sonriendo.

-¿Vamos? -dijo mientras me sonreía. Con esa sonrisa que me enamoró desde la primera vez que la vi.

-Si. -dije devolviendo el gesto.

Ambos subimos por las escaleras y llegamos a la habitación en la que encontraba Elizabeth, toqué la puerta y a los poco segundos se escuchó la voz de Elizabeth. Entramos y a ella se le dibujó una sonrisa en su rostro, al igual que a mi.
Solté la mano de Aurixana y fui a abrazar a mi hermanita.

-No sabes  cuán asustado estaba. -dije abrazandola fuertemente.

-¡Ay! -exclamó ella. -Chris, me duele el cuerpo.

Rápidamente la solté y me senté junto a ella.

-Jeje, lo siento. -dije rascándome la nuca.

-Tranquilo, Chris.

-Me alegra que estés bien. -dijo Aurixana entrando a la conversación y sentándose junto a mí.

-¿Qué tal te sientes? -pregunté.

-Bien, aunque me duele el cuerpo.

-Mejor te dejamos descansar. -dije.

-Vale. -dijo Beth.

Aurixana y yo salimos de la habitación y bajamos con los demás, todos estaban charlando entre ellos, nosotros nos sentamos en el último escalón de la escalera, ya que no habían más sillas libres.

Habían pasado ya unos quince minutos desde que bajamos de la habitación de Beth, nos encontrábamos hablando de varios temas, contando chistes, jugando alguna cosa; algo para pasar el rato, cuando se empiezan a escuchar golpes en la puerta, yo me paré de donde estaba y tomé el arma que estaba en la mesa, luego caminé hasta la ventana y me asomé por ella. Habían 4 personas, todos estaban vestidos de la misma manera, un chaleco antibalas que tenía en él, un círculo pintado con pintura negra y un rombo en el centro del círculo  pintado con pintura azul celeste, unos pantalones militares, botas militares y un casco con la misma marca que el chaleco. Eran 2 hombres y 2 mujeres, tres estaban armados con fusiles de asalto, y uno tenía en mano un fusil de francotirador, tenía el presentimiento de que había visto ese fusil en otra parte, después de mirar por la ventana dirigí mi mirada a los demás, les hice señas para que guardaran silencio. Me acerqué a Lukas y le hablé en voz baja cerca de su oído.

-Sal por la parte de atrás. -dije entregandole un arma. -Para cuando todos esos tipos hayan entrado, tú ya tienes que estar en la puerta principal.

Él asintió y se fue por donde le había indicado. Se volvieron a escuchar golpes en la puerta, sólo que está vez una voz vino seguida de ellos, era una voz ronca, áspera, sin duda la de un hombre, esa voz se me hacía familiar.

-Abran la puerta, sabemos que están ahí. -dijo la voz. -No les haremos daño.

Voltee a mirar a mis amigos, les dije que abriría la puerta. Me acerqué a la puerta y la abrí lentamente. Tras abrirla por completo vi a una persona que no creí volver a ver, no después de haber negado irse con nosotros la última vez que nos vimos, esa vez que nos salvó de ese gigante.

Caminando Entre Muertos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora