Capítulo 31: Cambio De Planes.

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El brillo del Sol dislumbrando en mis ojos me despertó, lentamente los abrí y me senté en la cama. Hoy sería un largo día de regreso a la Región, tendría que apresurarme si quería llegar antes de que todo se volviese un caos.

Tomé mis cosas,  me puse los zapatos y bajé las escaleras para poder irme de esta casa, al salir observé los alrededores para evitar alguna sorpresa tipo caminante gigante o un muerto en cuatro patas. Para mi suerte, solo habían caminantes normales, cosa que me tranquilizó bastante, ya que no tenía suficientes balas para lidiar con ese tipo de muertos; comencé a trotar en camino hacia el bosque por donde llegué, solo esperaba no perderme en el camino.

Saqué mi cuchillo y corrí por el bosque, atento a cualquier cosa que se moviera y con cuidado de no tropezar con las piedras o raíces que se encontraban en el camino. Luego de unos 15 minutos corriendo por el bosque logré llegar al lugar donde había ocurrido el ataque, en el cual ahora se encontraban caminantes de los soldados que estaban conmigo anoche, lo supe porque aún tenían la vestimenta de La Región, lo mejor habría sido haberles dado el último golpe para que pudiesen descansar en paz, pero lamentablemente eran más de los que yo solo podría mano a mano y no tenía suficientes balas, así que decidí seguir con mi camino evitando a toda costa los caminantes que estaban frente a mi. Corrí siguiendo la carretera para no perderme, mientras lo hacía, cada vez más caminantes se hacían presente en la carretera, por lo que tuve que desviar me un poco hacia el bosque, pero sin cambiar la dirección hacia la que corría.

Tenía ya unos 20 minutos corriendo, ya estaba exhausto, por lo que decidí caminar un rato. No tenía agua y estaba con hambre, ese pueblo lo habíamos visitado antes, por lo que sabía con certeza que no quedaban más suministros de los que yo me hubiese podido aprovechar.

Otros 10 minutos caminando y aún no llegaba a La Región, no sabía qué distancia había recorrido ni cuánto faltaba para llegar, mis piernas ya estaban débiles, así que me senté al pie de un árbol para descansar por unos minutos.

Cuando estaba por levantarme para seguir con mi camino, escuché un ruido que venía de entre las ramas del árbol, tomé mi arma y caminé lentamente hacia atrás, apuntando hacia el árbol, por el rabillo del ojo logré ver algo moverse, pero antes de que pudiera dirigir mi arma hacia allá, algo saltó sobre mí y me tumbó al piso.

Narra Aurixana

Tras haber ayudado a Elena y haber buscado a las enfermeras, como me lo ordenó Steffany, ella me indicó que fuera a casa a descansar un rato, quería quedarme, pero la verdad estaba agotada por lo que había pasado horas antes, aún así, no me fui hasta que una de las enfermeras me dijo que Elena ya se encontraba estable, que la bala no había dado en ningún órgano vital y la misma también salió del cuerpo de Elena, por lo que no habría mayor problema que la transfusión de sangre, sabiendo eso pude irme a dormir tranquila.

Desperté por el sonido de unos disparos que se oyeron fuera, no me preocupé mucho, debido a que pudo haber sido por algunos caminantes que se acercaron mucho al lugar, me puse mis zapatos y bajé a comer algo para luego tomar una ducha.

Ya una vez lista, quise salir de la casa para ir a hablar con Steffany para ver si Elena ya había despertado, pero, cuando estaba bajando por las escaleras, alguien tocó la puerta, al abrir, eran dos soldados vestidos como los de la noche anterior, me notificaron que se iba a dar una noticia en frente del edificio principal, y que la asistencia era obligatoria.

Salí de la casa y caminé hacia el lugar donde se me indicó, en el sitio ya había una gran cantidad de personas, incluidas Steffany, James, María, Sultán y todos los demás

–¡Hola, chicos! –saludé tratando de ignorar lo de anoche. Luego acaricie a Sultán.

–Hola, Aurixana. –respondieron todos casi al unísono, pero con un tono algo apagado.

Estaba por iniciar una conversación con Steffany, pero alguien más comenzó a hablar.

–Bien. –dijo un tipo alto, de ojos cafés, cabello corto color negro y una tez blanca. –Algunos se preguntarán, «¿quién es este tipo?», pues, les informo que soy el nuevo líder de este lugar.

–¿¡Quién demonios eres!? –se escuchó de entre la multitud.

–¿¡Qué sucedió con Elena!?

–Cierto, ¿¡dónde está Elena!?

–¡Silencio! –gritó el sujeto. Todos guardaron silencio ante el grito, pero luego empezaron con murmullos entre ellos. Yo me mantenía en silencio tratando de escuchar lo que tenía que decir el sujeto. –Soy Andrew, segundo al mando de La Legión y líder de esta Región a partir de este momento.

Todos guardaron silencio al escuchar eso. Andrew solo siguió hablando.

–Elena está en nuestra base, permanecerá ahí el tiempo que nosotros creamos necesario. –agregó. –Para los que aún no saben qué es «La Legión», somos un grupo militar de un país cercano a éste, tenemos el fin de construir una sociedad libre de esas criaturas que habitan fuera de estos muros donde se pueda vivir en paz.

–¡Mientes! –se volvió a escuchar de entre la multitud.

–¡Ustedes son los que atacaron el almacén!

–¡Soldado! –gritó nuevamente Andrew. –Traiga frente a mi a esos dos tipos. Creo que habrá un cambio de planes.

–Enseguida.

El soldado fue hacia la ubicación de los sujetos y, a punta de pistola, los llevó hacia donde estaba Andrew, sentía que algo malo estaba por pasar y que debíamos salir lo más rápido de ahí, así que, lo más bajo que pude, llamé a los chicos para idear un plan para huir de La Región.

Lo acordamos rápido, Andrew seguía hablando y estaba apuntando junto a otro soldado a esos dos sujetos.

Aprovechando que todos estaban distraídos con lo que estaba por suceder, nosotros empezamos a movernos entre la multitud hacia el punto más alejado de la vista de los soldados y así correr hacia el lugar que Gabriel nos había dicho, en él, había un agujero en el muro por el que podríamos pasar si nos agachabamos.

Gabriel iba a cargar a Beth, debido a que ella aún no se recuperaba del todo. Tras unos segundos más, ya todos estábamos listos, y, luego, empezamos a correr hacia el lugar. Pasaron pocos segundos antes de que los soldados se dieran cuenta y dispararan hacia nosotros, afortunadamente no lograron acertar ninguna bala; estábamos por llegar al sitio del que nos habló Gabriel y efectivamente, ahí estaba el hoyo en la pared. El primero en pasar fue Lukas, seguido por Sultán, Gabriel, Beth, y así hasta que solo quedaban María, Nancy y James del otro lado, los soldados cada vez estaban más cerca del lugar, pasó Nancy, luego María y cuando estaba por pasar James, uno de los soldados disparó dándole en su espalda, haciendo que cayera hacia atrás gritando del dolor, María y yo intentamos tomarlo por sus piernas, pero estaba demasiado lejos  y si salíamos por el orificio podríamos correr el riesgo de un disparo, los guardias ya estaban muy cerca.

–Váyanse. –dijo James. –Ya están muy cerca, si voy con ustedes solo los retrasare.

–¡No, James, no me iré sin ti! –dijo María sollozando. –Solo debes arrastrarte un poco hacia acá y nos podremos ir, juntos.

–No. –dijo él. –Váyanse, las veré luego.

María estaba por entrar para intentar agarrarlo, pero ya era muy tarde, los guardias ya habían llegado a donde estaba James, lo último que pude escuchar decir de su parte fue:

–María, te amo.

Luego tomé a María, quien había empezado a llorar desconsoladamente, aún así, la tomé de su brazo y como pude la saqué de ahí, los guardias estaban por pasar por el hoyo, así que tuvimos que correr nuevamente para lograr huir de ellos.

A lo lejos se oyeron dos disparos más.

Nuevo capítulo, espero les guste. Sin más que agregar, me despido. Chao.








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