Capítulo 19

1.9K 48 8
                                    

(Fati)

No podía más. Estaba de matemáticas hasta el mismísimo Pitágoras. Eran las cinco de la tarde, 23ºC, Viernes por la tarde y yo aquí, repasando con mis amigos; Tales y Pitágoras. Nótese la ironía.

Cinco minutos después seguía con el mismo ejercicio de hace diez. Mi móvil sonó evadiéndome de mis pensamientos matemáticos.

-¿Sí? -- dije no muy animada jugueteando con el lápiz.

-Hola, preciosa -- respondió Dani. Noté su sonrisa aún sin verla. Era tan mono... -- ¿Qué tal está mi matemática favorita? -- ironizó.

-Ja, ja. Eres de lo más gracioso, Danonino. -- solté un poco demasiado borde.

-Uooh, ya veo que mi llamada no ayuda... -- escupió.

-Ay. -- suspiré aún más desganada -- Lo siento Danonino, estoy cansadísima y me muero de calor. ¿Por qué el tiempo es tan bipolar? -- pregunté retóricamente.

-Porque... ¿Se parece a ti? -- soltó Dani seguido de risas -- Es broma, lo siento. -- disculpó.

-Gracias por tu apoyo incondicional, de verdad, no sé qué haría sin ti -- ironicé alzando la voz -- Bueno, ¿qué querías? -- me levanté de la silla y me apoyé en el marco de la ventana, haciendo así que los rayos del sol penetraran mis ojos.

-Quería decirte que miraras por la ventana -- haciendo así que mi mirara se desviara al suelo buscando la mirada de Dani -- Pero ya veo que me has leído el pensamiento antes de decirte nada -- refiriéndose a que ya me había asomado antes de decirme nada. Sonreí al verlo y él me sonrió de vuelta. Me lo como.

-¿Bajas o subo? -- tomó una postura demasiado graciosa, había apoyado su brazo en su cadera estirando la pierna derecha, haciendo así, que en mi rostro se formara una amplia sonrisa.

-Mmmm... ¿Qué tal si subes? -- le planteé con una sonrisa malvada.

-No me tientes, pequeña Fátima -- contraatacó él acercándose a mi ventana. Reí ante su comentario y colgué.

-Vamos valiente, aquí te espero -- le dije lanzándole un beso desde mi ventana -- Sálvame, mi príncipe -- dramaticé posando mi mano en mi frente.

-Allá que voy, princesa Rapuncel -- y comenzó a trepar por la pared, aferrándose a cualquier parte donde pudiera.

-Cuidado, no te caigas y te conviertas en mi príncipe rojo -- reí -- Vamos, casi estás -- me encantaba picarle.

-Aquí estoy -- se sacudió el polo, introduciéndose en mi habitación de un salto. Me abalancé a sus brazos y él me agarró por la cintura haciendo así que nuestras caras estuvieran a milímetros y nuestras respiraciones se fueran agitando.

-----

(Marta)

-Sí mamá -- silencio -- Ajá. Vale. Muy bien, mamá. -- silencio -- Vale. Adiós, te quiero -- suspiré.

Mi madre se había ido al centro con mi hermana, y mi padre estaba trabajando en el periódico local de la ciudad, así que, podía decirlo con tranquilidad, estaba totalmente sola en casa. Yupi.

Me tumbé en mi cama y me puse los cascos, desbloqueé el móvil y vi que tenía varios mensajes de WhatsApp, y una interacción en Twitter.

-Cris. Andrea. Miri. Jesús... -- los destinatarios de los mensajes de WhatsApp -- Alex. -- pulsé para ver sus mensajes, siempre que me tenía que decir algo, me llamaba, algo había pasado.

A: Hola preciosa, espero que leas este mensaje pronto... Necesito hablar contigo, me siento fatal por lo que he hecho... Aunque seguro que Jesús o Cris ya te lo habrán contado, aun así, llámame. De verdad que yo no quería hacerlo, sólo que... Bueno, llámame y hablamos. Te quiero.

Imprescindible (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora